Li
no El Pais que "en 2009, el
Producto Interior Bruto (PIB) alemán sufrió una brutal caída del 5% que, sin
embargo, no provocó un desastre acorde en el mercado laboral. La gran coalición
(2005-2009) entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel
y el partido socialdemócrata de Alemania (SPD) aprobó
un ambicioso programa de subsidios a las empresas que evitaran despedir a la
mano de obra sobrante. El llamado kurzarbeit
supone la reducción total o parcial de las horas de trabajo para una parte de
la plantilla de las empresas que lo soliciten por problemas económicos. La
Agencia Federal de Empleo suple las pérdidas salariales (totales o parciales)
en un 67% o 60%, según los trabajadores afectados tengan o no niños u otras
personas a su cargo. El trabajador sigue en la nómina de la empresa y no cuenta
en las estadísticas de paro. En el año de la gran recesión, el período máximo
para obtener estos subsidios se prolongó hasta los 24 meses. Con la
recuperación fueron acortándose los plazos: en 2010, las empresas podían pedir
el subsidio por 18 meses. En 2011, por 12 meses. En 2012 quedó en 6 meses. El
fuerte enfriamiento económico de finales del año pasado llevó a la actual coalición
de centroderecha a alargar el plazo hasta los 12 meses otra vez. El número de
empresas solicitantes también ha ido variando con los vaivenes económicos. En
2009 y 2010, el número de trabajadores afectados por la medida llegó a rondar
el millón. Cayó hasta los 40.000 en 2012, pero el retroceso del PIB a finales
del pasado año provocó un repunte drástico hasta los 106.000 de enero y los
102.000 de febrero. Los
sindicatos, la patronal y los principales partidos políticos apoyan estos
subsidios como receta contra el paro. Las empresas se evitan perder
trabajadores bien formados, experimentados y ya hechos a los procesos internos
de la compañía. Los empleados se evitan el golpe del desempleo y el engorro de
buscar trabajo en tiempos de problemas económicos. Los partidos evitan la
alarma social y el descontento que provoca el aumento del paro. Su principal
pega es que el kurzarbeit solo vale para trabajos especializados con
sueldos acordes a la productividad. No habría evitado la destrucción masiva de
empleo provocada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria española, porque la
mayoría los puestos perdidos eran de escasa especialización. Las empresas
afectadas pueden despedir a estos trabajadores sin un gran esfuerzo económico
desde la reciente reforma laboral española y, en el caso aún lejano de que las
cosas vayan mejor en el sector, contratar otros trabajadores con sueldos más
bajos que los de los años del boom"