Segundo o ABC, "la pérdida de alumnos y de profesorado se unen al
deterioro de una institución en números rojos y con una deuda de 150 millones. No son buenos tiempos para la Universidad Complutense
(UCM). Falta de liquidez, recortes, deuda acumulada por valor de 150 millones
de euros, edificios casi en ruinas y laboratorios en precario mantienen a esta
institución superior sumida en una decadencia sin precedentes en sus más de
quinientos años de historia. Sin dinero, todo son problemas. De eso se quejan
los rectores de las seis universidades públicas madrileñas: Complutense,
Politécnica, Autónoma, Alcalá de Henares, Carlos III y Rey Juan Carlos. La
Politécnica, sin ir más lejos, ha cortado por lo sano y acaba de despedir a 302
trabajadores, la mayoría de personal de administración y servicios (PAS). Sin
embargo, las dimensiones y la antigüedad de la Complutense favorecen que su
situación económica sea más delicada que la del resto de las otras cinco
Universidades públicas. Con sus tres campus —Moncloa (que comparte con la
Politécnica), Somosaguas y Aranjuez—, y sus 26 facultades, la Complutense ha
perdido 4.197 alumnos entre los años 2004 y 2012. El curso actual tiene
matriculados a 84.985 estudiantes. También se ha reducido, en el mismo periodo,
la plantilla docente en 162 profesores. Por el contrario, el PAS cuenta con 596
empleados más, según cálculos de la Consejería de Educación.
El rector, José
Carrillo, se ha tenido que enfrentar a encierros y protestas de trabajadores y
alumnos a lo largo de este curso. Los primeros
porque se niegan a ser ellos, en sus salarios, los paganos de una mala gestión.
Los segundos, porque muchos de ellos —unos 3.100— no han pagados las tasas (una
media de 1.300 euros por alumno y curso), lo que supone que, a día de hoy, no
se hayan ingresado, todavía, casi 4 millones de euros. El Rectorado da una
prórroga hasta finales de este mes de mayo para los deudores abonen la tarifa.
De no hacerlo, el alumno se arriesga a que le anulen la matrícula. Carrillo,
que hizo un «tour» en el primer trimestre del curso para contar lo mal que
andaban las arcas de la Universidad «por culpa de los recortes a que nos somete
la Comunidad de Madrid», admitió que la «situación es grave», pero que, bajo
ningún concepto, se iba a despedir a nadie. También insistió en que «la
Complutense ni se va a cerrar ni se a privatizar». En aquellas asambleas el
rector escuchó como le llamaban «farsante» y «mentiroso». En la deteriorada
imagen que hoy ofrece la UCM también han contribuido varios factores. Ejemplos
hay. Para empezar, los edificios llevan años sin pasar por un lavado de cara.
Los laboratorios escasean de material y medios para la investigación. Los
«hospitales» de Veterinaria están sin actividad aunque ello reporte ingresos
gracias a los particulares que llevan sus mascotas a consulta. Suma y sigue. El
Rectorado se ha visto obligado a cerrar todos los edificios de los campus en
época vacacional para ahorrar en las facturas de luz, agua y materiales.
Tampoco se saca provecho, dicen los sindicatos, a los inmuebles y recuerdan que
la Complutense tiene un patrimonio inmobiliario cercano a los 150 edificios.
Y todo ello sin
olvidar la «joya» de la corona: la «esquina» de Isaac Peral, una parcela, como
adelantó ABC, con pliego de condiciones para proceder a su «concesión
demanial». Se establece un canon inicial de 1,5 millones de euros y otro anual
de 120.000. El periodo es de 50 años. La «esquina» tiene varios «novios» pero,
según ha podido saber ABC, el proceso está estancado. Lástima, porque sería una
ayuda importante.
Dinero que no entra
Otra fuente de
ingresos desaprovechada son las patentes. Un filón. Desde 1982, la Complutense
ha generado unas 190 patentes «que ni comercializa ni saca provecho», alerta
José Luis Urosa, de CSIT. La gestión de las tasas también provoca críticas.
Pocos se explican que siga habiendo númerus clausus en Medicina o Enfermería:
este curso se han quedado fuera 500 aspirantes a Medicina y 200 en Enfermería.
No se entiende este derroche cuando una parte del profesorado imparte 130 horas
anuales pudiendo llegar a 240. Las críticas sindicales a la gestión del rector
Carrillo no cesan. Algunos sectores del profesorado creen que la Complutense
está «muy sindicalizada», pero otros consideran necesarios a los representantes
sindicales para «atar corto» al equipo rectoral. Hay un pálpito generalizado en
los campus: las sentencias ganadas a la Comunidad de Madrid van a venir muy
bien para tapar la deuda heredada por Carrillo de 150 millones de euros
procedente de la gestión del rector Carlos Berzosa.
Pago con
justificante
Versiones hay para
todos los gustos. Tanto el Rectorado como los sindicatos hablan de 4 sentencias
ganadas. La primera, del 21 de mayo de 2012, fija un pago de 18 millones más
otros 3,5 en concepto de demora. Está pagada. La segunda, de 3 de enero de
2013, es de 47 millones y no está pagada. La tercera, del 2 de abril de 2013,
es de 19,5 millones y tampoco se ha abonado. Hay una cuarta en discordia, que
todavía no es pública, por valor de 16 millones. Sin embargo, desde la
Consejería de Educación admiten dos sentencias por valor de 36 millones, «que
se van a pagar este año». Citan otra de 42 millones, no recurrible, que solo se
hará efectiva «cuando la Complutense justifique lo que se ha gastado en obras».
Desde CSIT, José Luis Urosa explica la propuesta de su sindicato para ingresar
más dinero. «Mejora de la explotación patrimonial; la comercialización y
explotación de la marca y el nombre de la Universidad Complutense, así como la
explotación de las patentes». «Además, y por poner otro ejemplo significativo,
hay 140 vacantes en los colegios mayores gracias a una pésima gestión en esta
parcela». En UGT tampoco se callan. Su representante, Manuel Lozano, opina que
«la situación de la UCM es mala, delicada y genera una gran incertidumbre a
toda la comunidad universitaria». Echa la culpa a la «asfixia económica» por
parte del Gobierno regional pero, también, critica la «gran opacidad» del
Rectorado sobre las cuentas. Lozano asegura que los últimos datos de
liquidación del prepuesto son de 2011. UGT recela de la «inestabilidad en el
empleo» que, además, aumenta la «plantilla envejecida»