Agárrense que vienen curvas. El Gobierno de Canarias lleva semanas advirtiendo de que las circunstancias de 2026 «vienen mal dadas», que el escenario económico se presenta complicado y que el Archipiélago se enfrenta a desafíos, tanto a nivel nacional como internacional, que nos distanciarán de los espectaculares crecimientos de los años anteriores. Sin embargo, Canarias encara este cambio de ciclo económico desde una buena posición en la parrilla de salida, con excelentes números en empleo, turismo e incremento de la riqueza y muchos de los deberes hechos. Por lo que no se espera un trazado tan complejo como el del Gran Premio de Mónaco, ni una curva tan peligrosa como la de Loews. Pero curvas habrá, y en las curvas siempre hay que tener cuidado: huir del blanco, acelerar en la cúspide y entrar en buena posición. Pero, ¿cuáles son esos giros que tienen en alerta a quienes pilotan el monoplaza canario? La ralentización de la economía, el bloqueo político a nivel nacional, las negociaciones para el nuevo marco de financiación europeo y el contexto geopolítico internacional son cuatro aspectos que pueden marcar el devenir económico en el Archipiélago en el próximo año.
1. Moderación económica
El primero de los puntos que genera incertidumbre es
la indudable desaceleración del ciclo económico. Canarias lideró en 2024 el
crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) a nivel nacional, registró el
mayor incremento porcentual del PIB per cápita y fue la comunidad en la que más
bajó el paro. La tasa de inflación se ha moderado y las buenas perspectivas
económicas se notan en el ritmo de creación de empresas y el empleo. Al mismo
tiempo, el Archipiélago se ha acostumbrado a los máximos históricos: en número
de turistas, en facturación del sector, en volumen de ocupados, especialmente
en los autónomos, o en el montante de licitaciones públicas. Se han rebasado
muchos de los datos que había antes de la pandemia, por ejemplo, en creación de
empresas, disminución del paro o niveles de consumo. Aunque no se debe olvidar
que no es oro todo lo que reluce y Canarias continúa arrastrando problemas
estructurales como los bajos salarios, la productividad o los elevados niveles
de pobreza, que muestran que los mecanismos de reparto de la riqueza no están
funcionando tan bien como deberían. Aun así, el crecimiento económico ha sido
notable e incuestionable en los últimos años. En 2023, el PIB de las Islas se
incrementó un 4,1%. En 2024 el alza se situó en un 4,4% y para 2025 se estima
que sea de un 2,9%. Para el próximo año, la previsión del Gobierno de Canarias
es que la economía del Archipiélago aumente un 1,9%.
De manera que seguiremos creciendo, sí, pero a un
ritmo menor que antes. Lo que significa que el rebote que se produjo en la
economía tras el covid -después del desplome que ocasionó la pandemia y que fue
todavía más acusado en Canarias- cada vez va siendo menos intenso. «Las curvas
vienen, habrá una caída de la tasa de crecimiento, pero no un descenso»,
explica el economista y director de consultoría de Corporación 5, José Miguel
González. Y, ¿cómo se traducirá esto en la economía más cotidiana? Podrán seguir
produciéndose incrementos en empleo, por ejemplo, y seguir creándose puestos de
trabajo, pero no al mismo ritmo. Algo similar ocurrirá con el paro, que puede
incluso incrementarse si se incorpora población activa.
«El empleo ha crecido muchísimo y hemos tenido una
salida de la crisis del covid inesperadamente buena, ahora lo lógico es que se
vaya moderando», recalca el catedrático de Economía de la Universidad de La
Laguna (ULL), José Luis Rivero Ceballos, que al mismo tiempo puntualiza que
nada hace prever que nos encontremos ante una nueva crisis «ni muchísimo
menos». El escenario no es que se produzcan tasas de variación negativa, ni una
reducción de la actividad o pérdida masiva de empleo, pero sí una ralentización
de esos ritmos de crecimientos tan acelerados.
Un escenario económico del que ya ha tomado nota el
Gobierno de Canarias y para el que está en guardia. Aunque para ello haya
tenido que renunciar a una de las medidas que tanto Coalición Canaria (CC) como
el Partido Popular (PP) –los grupos que sustentan al Ejecutivo– blandieron como
receta durante toda la pasada legislatura: la rebaja del IGIC. Y tras dos años
de reclamaciones por parte de los grupos de la oposición –que no la aplicaron
cuando gobernaron–, el vicepresidente, Manuel Domínguez, zanjó hace unas
semanas la cuestión y dejó claro que la prometida rebajada del 7% al 5% no se
produciría en los años que quedan de mandato porque las condiciones no son las
mismas y, ahora, solo permiten hacer rebajas «quirúrgicas».
Una decisión con la que Rivero Ceballos se muestra de
acuerdo. «No deben tocarlo, es una promesa que está bien que se incumpla»,
sentencia. Y advierte que Canarias necesita recursos para reforzar los
servicios públicos, en un contexto en el que se acabarán los fondos que han
llegado derivados de los programas especiales que activó la Unión Europea (UE)
tras la pandemia. «El presupuesto de la comunidad autónoma debe ir adaptándose
a no tener esas inyecciones extraordinarias», apunta.
Para José Miguel González, el Gobierno no debe ser «un
espectador más» ante el cambio de tendencia económica. «Tiene que hacer una
política anticíclica y no atrincherarse». Por eso, ante los niveles de
recaudación récord, debería aplicar «una política fiscal expansiva» para
aliviar, sobre todo, a quienes puedan verse más perjudicados por el nuevo
escenario económico.
2. Bloqueo nacional
La situación política a nivel nacional también es otro
de los factores que genera incertidumbre. Con un Gobierno estatal sin los
apoyos suficientes en el Congreso, con los Presupuestos Generales del Estado
(PGE) prorrogados desde 2023 y un clima electoral que enturbia todas las
negociaciones, el Gobierno de Canarias insiste en que hay varios aspectos que
generan preocupación. «La bronca política en Madrid frena las respuestas que
necesita Canarias», sentencia el viceconsejero de Presidencia, Alfonso Cabello,
que señala especialmente a la falta de unas cuentas públicas. El clima
político, en el que la falta de acuerdo y la inestabilidad marcan la agenda,
obliga al Archipiélago a pelear casi mes a mes por unas partidas que, además,
no están actualizadas. «El escenario de 2026 no es el mismo que el de 2022, las
partidas no se han dimensionado, solo con la aplicación del IPC el aumento
debería de estar por encima del 10%», señala.
El Gobierno regional también tiene otro ojo puesto en
los cambios que pueden producirse en financiación autonómica, con unas
negociaciones que por la aritmética parlamentaria que necesita el Gobierno de
Pedro Sánchez se están produciendo de manera bilateral con Junts, el partido
que lidera Carles Puigdemont. El presidente canario, Fernando Clavijo, ya ha
advertido que el proyecto de Ley que el Consejo de Ministros ha remitido al
Congreso de los Diputados sobre lo que se conoce como condonación de la deuda, perjudica
a Canarias. No solo por ser una de las comunidades más cumplidoras, sino porque
también puede ser el primer paso para integrar los recursos vinculados al
Régimen Económico y Fiscal (REF) dentro del sistema de financiación autonómica
general.
«Una de las cosas que defenderemos siempre es que para
Canarias es irrenunciable la separación de la financiación autonómica de los
fondos del REF», apunta el viceconsejero de Economía e Internacionalización,
Gustavo González, después de que el Ejecutivo canario haya detectado esta
intención y haya amagado, incluso, con acudir a los tribunales para defenderlo
si fuera necesario. Si llegara a integrarse en el reparto de fondos a nivel
autonómico «el REF perdería su fin», que es el de poner a los canarios en igualdad
de condiciones respecto al resto de ciudadanos del Estado. «Primero hay que
cumplir eso y a partir de ahí el reparto en base a unas condiciones», sentencia
González. Por lo que, el Archipiélago se mantiene alerta también en esta
cuestión que dota de inestabilidad al 2026.
Pero esta parálisis política nacional también tiene
repercusiones en el contexto doméstico. El próximo año debe ser el ejercicio en
el que cristalicen muchas de las políticas puestas en marcha por el Ejecutivo
autonómico. En los años anteriores se han desplegado una batería de medidas que
han incrementado las obligaciones presupuestarias. Reducción de listas de
espera en sanidad o altas en el sistema de dependencia que hacen necesarios más
recursos, en un momento en el que los PGE están congelados en el tiempo.
3. Financiación europea
El próximo año Canarias también tendrá que dar la
batalla en Bruselas. ¿El motivo? Las pretensiones de diluir en un totum
revolutum los fondos europeos. Unos recursos que hasta ahora se dirigían en
programas específicos a las Islas y que la Comisión pretende aglutinar en
macroproyectos estatales, de los que el Archipiélago saldrá, sin duda,
perdiendo. La negociación del nuevo marco financiero plurianual 2028-2034
–presentado por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen– ha puesto a
Canarias en pie de guerra. La pretensión es introducir 18 intervenciones, hasta
ahora bien diferenciadas, en un único paquete financiero que se encargaría de
gestionar cada estado miembro. Con lo que el dinero que llega a Canarias a
través de estrategias tan vitales como el Programa de Opciones Específicas por
la Lejanía y la Insularidad (Posei) estarían totalmente en riesgo. Si esto
ocurriese y las Islas perdieran la tutela de Bruselas en el reparto de estos
fondos, se corre el riesgo de que la distribución no se realizara en función de
las necesidades de cada territorio –quedando totalmente diluida la condición de
Región Ultraperiférica que tiene Canarias– sino en clave de matemática
parlamentaria.
En este sentido, el Archipiélago está negociando y
proseguirá alzando la voz ante el Parlamento, el Consejo y la Comisión europea
para que no se materialice esta pretensión. El argumento principal es que esta
remodelación vulnera el artículo 349 del Tratado de Funcionamiento de la UE,
que reconoce la singularidad de las RUP y obliga a la Comisión a velar por su
desarrollo económico y social. «Queremos mantener a toda costa nuestra
vinculación directa con Bruselas para garantizar nuestra condición de RUP», valora
Gustavo González, que reconoce que esta será otra de las curvas cerradas a las
que tendrá que enfrentarse el Archipiélago el próximo año. El riesgo si no se
consigue es muy alto: Canarias podría perder unos 2.000 millones de euros
anuales. «Vamos a desplegar una batería importante de actuaciones, con
encuentros al más alto nivel para dar la batalla en Bruselas», explica Alfonso
Cabello. Aunque el Ejecutivo que comanda Fernando Clavijo se ha mostrado ya
esperanzado de que se pueda conseguir una condición singular para los
territorios ultraperiféricos de la UE.
4. Contexto internacional
La inestabilidad internacional en varios frentes es
otra de las curvas que tendrá que rebasar Canarias, si se diera el caso, ya que
la incertidumbre sobre lo que puede ocurrir o no lleva años protagonizando las
previsiones. Los vaivenes en la guerra comercial entre Estados Unidos (EEUU) y
el resto del mundo o los conflictos bélicos, aunque no amenacen de manera
directa al Archipiélago, sí pueden ocasionar consecuencias a nivel logístico o
de conectividad que acaben afectando al principal motor de nuestra economía: el
turismo. Podemos ser vulnerables a través de los efectos que tenga en las
economías de los principales países emisores, aunque, hasta ahora la
inestabilidad internacional y las dificultades económicas que ya se han
producido en países como Alemania o Francia han afectado muy poco a la llegada
de turistas. Así hasta el acumulado a octubre de este año, el número de
visitantes en Canarias ascendió a 15,1 millones de personas un 4,4% más que en
el mismo periodo de 2024, pudiendo cerrar el año en una cifra algo por encima
de los 18 millones de turistas, nuevo récord histórico. Sin embargo, la
dinámica del sector ya dado alguna señal de que el ritmo se está, al menos
ralentizando, y que, de nuevo, tenemos que volver a acostumbrarnos a
crecimientos más moderados o incluso un suave aterrizaje de las cifras.
Lo que es cierto es que esta actividad y la dependencia que el Archipiélago tiene de ella supuso que el golpe a la actividad económica fuera mucho mayor en la región durante la pandemia, pero también que el despegue haya sido más acusado a partir de 2022. Parece que cada vez es más difícil renunciar a las vacaciones y esta inversión persiste a pesar de los malos contextos económicos o la importante subida de los precios que ha experimentado el sector. «Lo que es cierto es que se ha convertido en una parte del gasto de consumo natural de una gran parte de la población europea y eso nos da fortaleza», explica el catedrático de Economía, José Luis Rivero Ceballos, que puntualiza que, al menos en este sector «no parece que haya malas perspectivas»(Canarias7, texto da jornalista Dalia Guerra)



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