Tras un año especialmente convulso en la política venezolana, Juan
Guaidó medirá este sábado su poder de convocatoria. Volverá a intentar llenar
las calles de gente después de que 2019 comenzara con enorme fuerza con el
denominado "Cese de la usurpación", en referencia al poder ostentado
por el presidente chavista Nicolás Maduro. Guaidó, presidente interino
respaldado por más de 50 países, entre ellos Estados Unidos, plantea un
Gobierno de transición, elecciones libres en el país sudamericano y dejar atrás
años de represión de la mano de Maduro. El líder chavista tiene programada para
este mismo sábado otra marcha en respuesta a la de Guaidó y que aprovechará
para mostrar su apoyo al boliviano Evo Morales, aliado tradicional del chavismo
y ahora asilado en México.
La tensión en las calles de Caracas ha crecido este viernes, la víspera
de la movilización opositora. Un grupo de encapuchados armado con fusiles y sin
ningún tipo de identificación irrumpió en la sede del partido Voluntad Popular,
al que pertenece Guaidó, ubicado en el Centro Comercial Plaza en Caracas. En la
oficina había alrededor de 43 personas de su equipo afinando los detalles del
acto del sábado. Bajo amenazas, los hombres que irrumpieron en el local les
pidieron los celulares a los miembros de la formación política para evitar que
grabaran, se llevaron sus documentos de identidad y el dinero que llevaban y
les preguntaron la dirección de sus residencias y sus cargos dentro de la
organización. “Lo que buscaban era intimidar y amedrentar, pero no lo lograron.
Por el contrario, aquí estamos más fuertes que nunca. Estamos aquí con nuestra
gente, porque no están solos. Mañana lo van a ver en las calles”, dijo el jefe
del Parlamento desde el lugar, reiterando el llamamiento a salir a la calle
este sábado. En un comunicado, el líder opositor ha señalado directamente a la
policía venezolana, a la que acusa de estar detrás de lo ocurrido.
Guaidó se subió el martes pasado a un vagón del metro de Caracas, la
capital venezolana, para ir a la Asamblea Nacional, en el centro de la ciudad.
Sin mayores inconvenientes, Guaidó entró con sus guardaespaldas al que en otro
tiempo fuera el lugar de trabajo de Nicolás Maduro, una empresa pública
celosamente controlada por los sindicatos chavistas y sumida en su peor crisis
de funcionamiento. Durante el viaje, dio la mano e invitó a la gente a la
movilización que convocó hace más de dos semanas y que se celebra este sábado.
Más tarde, paseó por el emblemático bulevar de Sabana Grande y repitió la
invitación. Y hace solo dos días, el jueves, acompañó a un grupo de estudiantes
universitarios a una asamblea en la que, tras haber finalizado, se produjeron
enfrentamientos entre los jóvenes y las fuerzas antimotines que rodearon la
Universidad Central de Venezuela. “El 16 de noviembre y los días que sean
necesarios estaremos en protesta sostenida en el país; eso es lo que significa
la calle sin retorno. La protesta sostenida no es un eslogan, ni una varita
mágica. A los venezolanos, a todos los venezolanos, nos sobran las razones para
protestar el 16 [de noviembre] y los días que sean necesarios hasta lograr el
cambio que urge en el país”, dijo Guaidó a los estudiantes.
Maduro logra un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
Y es que en el país sudamericano no se ha dejado de protestar. Se hace
casi a diario por la precariedad de la vida; porque fallan habitualmente los
servicios básicos como el suministro de luz y agua; o por la devaluación del
salario tras dos años en hiperinflación que ha disparado la pobreza y, como
consecuencia, la escasez de alimentos y el hambre entre la población.
Guaidó ha respaldado las últimas protestas que han convocado los
maestros, los profesores universitarios y las enfermeras. Todos ellos han
iniciado paros escalonados y amenazan con convocar una huelga general. Guaidó
ha aprovechado el hartazgo de los diferentes sectores de la sociedad para
aglutinarlos y salir a las calles con más fuerza este sábado.
Guaidó, quién ha estado todo este tiempo viajando por diferentes
rincones del país, publicó un emotivo vídeo para animar a la participación en
la marcha. Esta semana, juró los llamados Comités Políticos Parroquiales para
animar a la movilización y los partidos contrarios a Maduro han repartido
panfletos casa por casa. Se trata de un trabajo extra de convocatoria para un
líder que no tiene acceso a los medios masivos de comunicación y que tiene el
reto de volver a remolcar a una ciudadanía nuevamente desesperanzada. Y es que
el presidente interino había sufrido últimamente varios reveses en su liderazgo
como por ejemplo la dificultad en la entrada de ayuda humanitaria, la fallida
operación militar del 30 de abril o el estancamiento de las negociaciones con
el círculo de Maduro en Noruega. En respuesta a la marcha antichavista, Maduro anunció que a partir del
jueves desplegará a un contingente de partidarios del chavismo entrenados
militarmente para labores de patrullaje y para “garantizar la paz y las
navidades felices”. "Tenemos 321.433 fusiles que están siendo distribuidos
por las vías seguras de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para nuestros
milicianos. Esto significa el fortalecimiento de la capacidad militar de
nuestro país", detalló Maduro.
Bolivia como ejemplo
Nicolás Maduro tiene su propia interpretación de lo ocurrido en Bolivia
desde las denuncias de fraude tras la dudosa reelección, el 20 de octubre, de
Evo Morales como presidente y su posterior renuncia. El martes, Maduro nombró
en televisión uno a uno a los miembros del alto mando militar de Bolivia, que
hasta ahora ha sido un leal aliado del chavismo, y les exhortó a restituir a
Morales en el poder. Aseguró que había hablado por teléfono con el
exmandatario, ahora asilado en México, y que la operación para sacarlo de una forma
segura del país andino había sido diseñada por Alberto Fernández, presidente
electo de Argentina.
Las movilizaciones multitudinarias —y en ocasiones violentas— que
tuvieron lugar en Bolivia tras las denuncias de fraude en la reelección de Evo
Morales como presidente del país andino se ha convertido en un modelo a seguir
para los venezolanos que rechazan a Maduro. Pero en el caso de Bolivia, sin
embargo, las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad forzaron la renuncia
del líder indígena, algo que no ha sucedido en Venezuela.
Guaidó, por ejemplo, respondió rápidamente al juramento —sin quorum— de
la senadora Jeanine Añez como presidenta interina de Bolivia, tras el vacío de
poder que generó la renuncia de Morales, su vicepresidente. “La reconocemos como
presidenta interina en su misión de guiar una transición constitucional hacia
una elección presidencial. Son una inspiración para nuestro país, tenemos la
convicción de que lograremos la libertad”, tuiteó Guaidó. La senadora boliviana
le agradeció el reconocimiento por la misma vía: “Como Presidenta
Constitucional de Bolivia le invito a designar al nuevo embajador de Venezuela
en Bolivia, quien será reconocido de inmediato por nuestro Gobierno”.
CHOQUES EN LA EMBAJADA DE VENEZUELA EN BRASIL
En la Embajada de Venezuela en Brasil ocurrió esta semana un nuevo
choque institucional, como ya sucediera con los nombramientos que hizo Guaidó
de sus representantes en el extranjero siendo el caso más emblemático el de la
legación en Washington.
El miércoles pasado, parte del equipo diplomático designado por Maduro
decidió dar su respaldo a Guaidó y cuando los representantes del opositor
ingresaron para hacer uso de las instalaciones de la legación diplomática en el
país vecino, fueron atacados por seguidores del chavismo. Hubo forcejeos y
golpes, según se ve en algunos vídeos difundidos en las redes sociales. Y
finalmente, el equipo de Guaidó se retiró.
Sobre lo ocurrido, el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, dijo:
“Anunciamos que el grupo de personas que de manera violenta ingresó a nuestra
Embajada en Brasilia ha abandonado nuestro territorio e instalaciones, de
manera pacífica, por gestiones de las autoridades. Agradecemos a los
movimientos sociales brasileños por su apoyo valeroso” (El Pais)
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