El Gobierno espera que en 2025 se vuelva a batir el récord de visitas con la llegada de 100 millones de viajeros internacionales que empiezan a incomodar a los habitantes que sufren el aumento del precio de la vivienda. España alcanzó un nuevo récord histórico en el sector turístico durante 2024. En 365 días llegaron un total de 93,8 millones de visitantes internacionales, una cifra que dobla la población del país y que representa un crecimiento del 10,1% respecto a 2023, cuando llegaron a 85 millones de personas. Son datos del Gobierno, que calcula que el gasto total que hicieron ascendió a 126.282 millones de euros, un 16% más que el año anterior. Los números no paran de subir: de hecho, se espera que este año se bata otro récord y se alcancen los 100 millones de turistas junto a otros tantos millones de euros, una prospección que sacó a relucir el presidente del Gobierno para arrancar el pasado lunes su discurso del balance del curso político.
“Si 100 millones de personas nos visitan, no pueden estar equivocadas”, opinaba Sánchez, que ya se encuentra en Lanzarote para disfrutar de unas semanas de descanso junto a su familia. Su estancia se prolongará hasta el 25 de agosto. Tal vez, desde donde se hospeda, el Palacio de La Mareta, una residencia de Patrimonio Nacional ubicada en Teguise, escuche el eco de las protestas de los canarios que piden un límite al turismo, a pesar de que tanto el Ejecutivo como los dueños del tercer sector se froten las manos ante los números económicos. Los turistas y los euros que se miden en millones siguen opacando las reclamaciones de los españoles que viven en las zonas turísticas y ven cómo sus vidas se van erosionando.
Carreteras colapsadas, basura y fogatas en el Teide
Sin alejarnos demasiado de la ubicación actual del
presidente, en Tenerife, las asociaciones ecologistas van a solicitar ante el
Consejo de Europa la retirada del Diploma Europeo para el Parque Nacional del
Teide por la mala gestión de conservación que realiza el Cabildo. Consideran
que la corporación “subordina su conservación y la integridad de su patrimonio
natural a su explotación como parque temático, ofreciendo, además, una imagen
que lejos está de cumplir con los fines educativos propios de este espacio
protegido”.
Jaime Coello Bravo, director la Fundación Telesforo
Bravo-Juan Coello, denunciaba en Infobae España el estado del lugar con el
actual sistema de visitas. A través de sus redes sociales, con imágenes que
prueban el desgaste de la zona, muestra cómo decenas de personas dejan sus
coches de alquiler fuera de los senderos, encienden fogatas y utilizan rocas y
plantas que arrancan como souvenirs. Da igual que esté prohibido, no hay
suficientes controles para evitarlo.
Pero el precio que está pagando el medio ambiente no
es el único que preocupa, porque el de la vivienda no para de subir. El último
índice de precios inmobiliarios del portal Idealista muestra que el precio de
la vivienda usada en Canarias ha subido un 17,2% en julio con respecto al mismo
mes de hace un año. De hecho, el metro cuadrado se sitúa en los 3.090 euros,
cuando hace solo diez años era de 1.336 euros. En Canarias, los precios se han
duplicado, pero el salario no lo ha hecho.
Sin malagueños y sin universitarios
Cruzando el mar, la realidad es la misma. Las ciudades
de la costa de la península ven cómo la turistificación les deja sin vivienda,
especialmente en esta época del año. Cada verano, Lucía, una joven manchega que
se mudó a Málaga para continuar sus estudios superiores de música, guarda en
cajas sus pertenencias, que pasarán el verano en un sótano hasta su vuelta en
septiembre. “Mi casera solo nos alquila el piso de septiembre a junio, ya que,
al ser un piso situado cerca del centro de la ciudad, durante todo el verano se
alquila para turistas”, cuenta en conversación con Infobae España.
Lucía, que no termina de acostumbrarse a una ciudad
donde se enfrentan la vida del turista y la del estudiante o trabajador, añade
que “con esto también fomentan otro negocio que yo ni siquiera sabía que
existía, el de los trasteros“. ”La mayoría de estudiantes que vivimos lejos del
lugar donde estudiamos, muchas veces los alquilamos en verano para que la
mudanza no sea tan pesada”, finaliza.
Ni una sola sombrilla más en Gijón
El norte también empieza a ser irreconocible. La imagen con la que empieza este artículo muestra la playa de Gijón, en la que no cabe ni una sola sombrilla más. Para Ramón, gijonés de 25 años, es una realidad a la que se ha tenido que acostumbrar, cuenta a este diario. “Las playas, cuando hace bueno, son una locura para aparcar. Y, luego, también se compran muchas casas y son los turistas y por eso nos sube el precio de la vivienda”, denuncia. España se rebela contra un modelo turístico insostenible: “El malestar social aumentará tras un verano que puede batir récord de llegadas”.
La denuncia de los vecinos de ciudades, pueblos y regiones donde no caben más sombrillas y escasean las viviendas asequibles para los habitantes —los que habitan y no visitan— parece no llegar demasiado lejos, a pesar de que la preocupación ya se ha colado en el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Para el 0,5% de los encuestados, el principal problema que existe actualmente en España es la masificación del turismo y sus consecuencias. Un porcentaje muy bajo, pero que hasta hace poco ni siquiera figuraba en la encuesta. No obstante, el país se sigue promocionando como el destino ideal para las vacaciones, una especie de paraíso en la tierra con todo lo que cualquier viajero podría soñar: playa y montaña, pueblos de costa y grandes ciudades, bares de raciones y restaurantes con estrella michelín, carta de vinos de los grandes viñedos del país y jarras de sangría por seis euros. ¿Qué más se puede pedir? Todo es bueno, bonito y ¿barato? (Infobae España, texto da jornalista María Santos Viñas)
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