Escreve
o El Pais que "las declaraciones
del primer ministro húngaro Viktor Orbán
desaconsejando a Alemania que envíe tanques a Hungría como hizo Hitler en la II
Guerra Mundial han provocado tensiones diplomáticas que Hungría se afana por
desactivar antes de la cumbre europea de este miércoles. Orbán ha negado hoy
haber comparado el Ejecutivo de Angela Merkel con el régimen nazi, según
explicó un comunicado del Ministerio de Exteriores en Budapest. Un alto cargo
de Exteriores asegura que las declaraciones de Orbán fueron “lamentablemente
malinterpretadas”, porque éste replicaba en realidad al líder alemán de la
Oposición, el socialdemócrata Peer Steinbrück (SPD) y no al Gobierno de Merkel.El
viernes, Orbán dijo en una radio pública húngara: “los alemanes ya enviaron una
vez la caballería, en forma de tanques; nuestro deseo es que no lo vuelvan a
hacer, porque entonces ya fue una mala idea que no funcionó”. Se refería a la
ocupación de Hungría en 1944 por parte de la Alemania de Hitler. Con la calma
política del puente de Pentecostés, la frase de Orbán hizo fortuna como piedra
de escándalo en Alemania
Merkel
había dicho el jueves en un debate público que Europa hará “lo posible por
llevar a Hungría por el buen camino, pero no se trata de mandarles ahora la
caballería”. Además de una crítica a Orbán, la frase contiene una pulla a
Steinbrück. Éste había indicado poco antes la posibilidad de expulsar
legalmente a Hungría de la UE si Orbán sigue su deriva “claramente
antidemocrática”. La expresión “enviar la caballería” es célebre en Alemania
desde que Steinbrück la utilizó, cuando era ministro de Hacienda en la Gran
Coalición que presidió la democristiana Merkel (CDU) hasta 2009, para
amonestar a Suiza por las facilidades que ofrecen sus bancos a los evasores
fiscales alemanes. Si Orbán conoce esta historia, podría ser cierto que estaba
aplaudiendo los paños calientes de Merkel y no comparándola con los nazis. Un
comunicado oficial dice que Orbán está “completamente de acuerdo” con la
canciller. Hungría, señalan sus diplomáticos, “no acepta que los partidos
alemanes la utilicen en su campaña electoral” para las generales de septiembre.
Un artículo en la web
Spiegel
Online titulado “Orbán achaca a Merkel métodos nazis” hizo la
proverbial montaña del grano de arena. Heridas las susceptibilidades alemanas
con el nazismo, la tensión creció con la intervención del ministro de
Exteriores alemán, el liberal Guido Westerwelle. Westerwelle es muy escrupuloso
con sus palabras desde que su propensión a soltar la lengua acabó, hace más de
dos años, con su propio liderazgo en el partido liberal. Pero el muy
conservador Orbán es tan impopular en Alemania que Westerwelle cedió a los
tonos ásperos para descalificar “el lamentable despropósito” de Orbán, que Alemania
“rechaza con claridad”. La formación política de Orbán, Fidesz, pertenece al
Partido Popular Europeo (PPE), como la CDU que preside Merkel. La polémica
reforma constitucional impulsada por Orbán en Hungría inquieta a muchos
observadores europeos, que identifican acentos autoritarios en la Ley
Fundamental y otras normas aprobadas con la aplastante mayoría de dos tercios
que tiene el Fidesz en la Cámara legislativa de Budapest. El socialdemócrata
húngaro László Kovács, antiguo ministro de Exteriores y excomisario europeo,
calificó las palabras de Orbán de “chiste burdo”. En Alemania, el diputado
democristiano Ruprecht Polenz dijo a Spiegel Online que Orbán “perjudica
cada vez más las buenas relaciones entre ambos países; esta indigna comparación
con los nazis, hasta ahora cosa de manifestantes en Grecia, demuestra que ha
perdido el sentido de la realidad”.
La
oposición alemana subió al carro de las críticas al derechista Orbán. El jefe
del grupo parlamentario de Los Verdes, Jürgen Trittin, abundó en las críticas
del democristiano Polenz, pero las extendió a Merkel. La jefa del Gobierno
“debe admitir que su política de diplomacia silenciosa ha fracasado ante la
marcha de Orbán en dirección a la autocracia”. Su compañero de partido en el
Parlamento Europeo, Daniel Cohn-Bendit, pidió una reacción por parte del PPE en
Estrasburgo: “Me pregunto por cuánto tiempo van a contemplar las gestiones de
Orbán sin hacer nada”. Fidesz cuenta con 14 diputados en el PPE en Estrasburgo,
donde el centroderecha tiene mayoría. El vicepresidente del grupo parlamentario
socialdemócrata en el Bundestag, Axel Schäfer, cree que “va siendo hora de que
alguien le diga las cosas claras a Orbán”. Si quiere, Merkel tendrá la
oportunidad este miércoles en la cumbre europea de Bruselas"