quinta-feira, maio 16, 2013

Los negocios oscuros de Samantha, la esposa del primer ministro británico



Segundo a jornalista do ABC, Ana Mellado, "la reforma de ley que planea el gobierno británico beneficia a las empresas de la familia de Samantha Cameron. Una constructora, copropiedad del suegro del primer ministro británico, podría beneficiarse de las nuevas leyes de planificación del Gobierno para impulsar un proyecto masivo de viviendas. Durante sus tres años como inquilina en Downing Street, la esposa del primer ministro británico, Samantha Cameron, ha sabido adoptar un elegante y acertado segundo plano, que le ha reportado una aprobación prácticamente unánime en su papel como primera dama. Siempre presente, pero nunca demasiado visible, ha conjugado el soporte al gobernante con una exquisita discreción, dosificando sus apariciones públicas a las estrictamente necesarias. La buena sintonía del matrimonio con la opinión pública podría quedar ahora en entredicho después de que saliera a la luz cómo una constructora copropiedad del padre de Samantha, en la que ella posee una pequeña participación accionarial, se estaría beneficiando de un paquete de medidas urbanísticas implantado por el gabinete que preside su marido, según revela el diario Daily Telegraph.Los documentos a los que ha tenido acceso el rotativo señalan que la reforma de la ley de planeamiento que está acometiendo el Gobierno podría impulsar el proyecto de construcción de 1.500 viviendas en un terreno de 30 hectáreas no urbanizado en la zona rural de Lincolnshire.

Grandes beneficios

Aunque el plan de desarrollo urbanístico, estimado en más de 23 millones de libras, todavía se halla en un estadio muy temprano, motivaría una revalorización del suelo que supondría grandes beneficios para los accionistas. De obtenerse los permisos, el valor de la tierra ascendería de 10.000 euros por acre a 350.000, según afirman los expertos. La condición de Samantha como accionista de la constructora no figura en la lista de declaraciones de bienes e intereses de miembros del Gobierno y familiares, donde en cambio sí aparece su papel como embajadora de diversas entidades benéficas o su contribución en otras organizaciones como el British Fashion Council, lo que ha alimentado aún más las sospechosas. Downing Street en seguida se ha apresurado a puntualizar que Samantha Cameron recibió el paquete de acciones hace más de cuatro años, antes de que su marido ganara las elecciones y liderase el Gobierno de Reino Unido y que su participación es tan pequeña que consideraron irrelevante su declaración. La primogénita del ‘baronet’ y rico terrateniente Sir Reginald Sheffield, descendiente de Carlos II, renunció a su trabajo hace justo tres años cuando David Cameron se convertía en el primer ministro más joven de los dos últimos siglos. Hasta entonces, saboreaba una exitosa carrera como directora creativa de la firma de complementos de lujo Smythson, para la que diseñó el emblemático bolso Nancy en un honor a su hija, y entre cuya clientela figura la mismísima Isabel II. Por aquel entonces, se embolsaba un sueldo anual de 463.000 euros, una cifra muy superior a lo que pudiera conseguir su marido como inquilino del número 10 de Downing Street.

Hija de it girl

Samantha, criada en una fabulosa mansión campestre y educada en las más exquisitas instituciones, ha persistido en conseguir aquello de lo que careció en su infancia; una estabilidad familiar que a sus cinco años vio truncada por la separación de sus padres. Su madre, Annabel Jones, una it girl de los 60 que se volvió a casar con el riquísimo ex ministro conservador Lord Astor, siempre mantuvo esa pasión por los negocios que compartía con su primer marido y actualmente es propietaria de Oka, una exitosa cadena de muebles e iluminación, con 13 tiendas a nivel nacional. Pero Sam Cam, el apodo que le impuso la prensa para denotar esa simbiosis familiar y política, ha relegado su carrera, para centrarse en su esposo y sobre todo volcarse en el cuidado de sus tres pequeños Nancy (9), Arthur (7) y Florence (3), quienes ocupan la mayor parte de su tiempo. A diferencia de su marido, nunca ha querido hablar públicamente del fallecimiento a los 6 años de su primogénito Ivan, aquejado de parálisis cerebral y epilepsia"