Segundo a jornalista do ABC, Ana Mellado, "la reforma de ley que planea el gobierno británico beneficia
a las empresas de la familia de Samantha Cameron. Una constructora, copropiedad del suegro del primer ministro británico,
podría beneficiarse de las nuevas leyes de planificación del Gobierno
para impulsar un proyecto masivo de viviendas. Durante sus tres años como
inquilina en Downing Street, la esposa del primer ministro británico, Samantha
Cameron, ha sabido adoptar un elegante y acertado segundo plano, que le ha
reportado una aprobación prácticamente unánime en su papel como primera dama.
Siempre presente, pero nunca demasiado visible, ha conjugado el
soporte al gobernante con una exquisita discreción, dosificando sus apariciones
públicas a las estrictamente necesarias. La buena sintonía del matrimonio
con la opinión pública podría quedar ahora en entredicho después de que saliera
a la luz cómo una constructora copropiedad del padre de Samantha, en la que
ella posee una pequeña participación accionarial, se estaría beneficiando de un
paquete de medidas urbanísticas implantado por el gabinete que preside su
marido, según revela el diario Daily Telegraph.Los
documentos a los que ha tenido acceso el rotativo señalan que la reforma de la
ley de planeamiento que está acometiendo el Gobierno podría impulsar el
proyecto de construcción de 1.500 viviendas en un terreno de 30
hectáreas no urbanizado en la zona rural de Lincolnshire.
Grandes beneficios
Aunque el plan de
desarrollo urbanístico, estimado en más de 23 millones de libras,
todavía se halla en un estadio muy temprano, motivaría una revalorización del
suelo que supondría grandes beneficios para los accionistas. De obtenerse los
permisos, el valor de la tierra ascendería de 10.000 euros por acre a 350.000,
según afirman los expertos. La condición de Samantha como accionista de la
constructora no figura en la lista de declaraciones de bienes e intereses de
miembros del Gobierno y familiares, donde en cambio sí aparece su papel como embajadora
de diversas entidades benéficas o su contribución en otras organizaciones como
el British Fashion Council, lo que ha alimentado aún más las sospechosas.
Downing Street en seguida se ha apresurado a puntualizar que Samantha
Cameron recibió el paquete de acciones hace más de cuatro años, antes de
que su marido ganara las elecciones y liderase el Gobierno de Reino Unido y
que su participación es tan pequeña que consideraron irrelevante su
declaración. La primogénita del ‘baronet’ y rico terrateniente Sir
Reginald Sheffield, descendiente de Carlos II, renunció a su trabajo hace
justo tres años cuando David Cameron se convertía en el primer ministro más
joven de los dos últimos siglos. Hasta entonces, saboreaba una exitosa carrera
como directora creativa de la firma de complementos de lujo Smythson,
para la que diseñó el emblemático bolso Nancy en un honor a su hija, y entre
cuya clientela figura la mismísima Isabel II. Por aquel entonces, se
embolsaba un sueldo anual de 463.000 euros, una cifra muy superior a lo que
pudiera conseguir su marido como inquilino del número 10 de Downing Street.
Hija de it girl
Samantha, criada en una fabulosa mansión campestre y
educada en las más exquisitas instituciones, ha persistido en conseguir aquello
de lo que careció en su infancia; una estabilidad familiar que a sus cinco años
vio truncada por la separación de sus padres. Su madre, Annabel Jones,
una it girl de los 60 que se volvió a casar con el riquísimo ex ministro
conservador Lord Astor, siempre mantuvo esa pasión por los negocios que compartía con su primer marido y
actualmente es propietaria de Oka, una exitosa cadena de muebles e iluminación,
con 13 tiendas a nivel nacional. Pero Sam Cam, el apodo que le impuso la
prensa para denotar esa simbiosis familiar y política, ha relegado su carrera,
para centrarse en su esposo y sobre todo volcarse en el cuidado de sus tres
pequeños Nancy (9), Arthur (7) y Florence (3), quienes ocupan la mayor parte de
su tiempo. A diferencia de su marido, nunca ha querido hablar públicamente del
fallecimiento a los 6 años de su primogénito Ivan, aquejado de parálisis
cerebral y epilepsia"