Lembra o El Confidencial que "fue un escándalo sexual que revolucionó Westminster, que
puso en peligro la seguridad del Reino Unido en plena Guerra Fría y que,
inesperadamente, se convirtió en motivo de inspiración del movimiento pop
art. El affaire Profumo acabó con el Gobierno conservador de Harold
Macmillan y cambió para siempre la vida una mujer y la carrera profesional
de un fotógrafo. La foto que les unió dio la vuelta al mundo y ahora, cincuenta
años después de aquel episodio que tanto ruborizó (y también encantó, por qué
no decirlo) a la sociedad británica, la National Portrait Gallery la muestra en
una atrevida exposición que
conmemora uno de los capítulos más controvertidos de la historia política del
país. Todo lo que tiene que ver con el retrato que Lewis Morley hizo en
1963 a Christine Keeler en su estudio londinense, situado justo encima
del mítico club de alterne Establishment, se ha convertido en leyenda.
Por aquel entonces, ambos personajes gozaban de sobrada popularidad. Él, como
destacado fotógrafo. Ella, como modelo y amante de John Profumo, el ministro de
Guerra con del Ejecutivo tory de Macmillan. La relación entre la showgirl
y el político apenas duró unas semanas. Pero lo suficiente como para sacudir el
Reino Unido. Keeler había mantenido una relación con Yevgeny Eugene Ivanov,
agregado naval de la embajada soviética en Londres que, como potencial espía
residente bajo cubierta diplomática, y ambos se encontraban bajo vigilancia del
MI5. Así que cuando salieron a la luz sus encuentros con Profumo cundió el
pánico en Downing Street.
Aquello ya no era sólola relación adúltera de
uno de los hombres más poderosos del Ejecutivo -estaba casado con la actriz Valerie
Hobson- sino que la seguridad nacional estaba en peligro. Acababa de tener
lugar el peligroso enfrentamiento derivado de la crisis de los misiles cubanos,
por lo que compartir cama con una mujer que luego pudiera revelar los plantes
del Reino Unido al enemigo era algo inaceptable. Christine Keeler pasó a ser un
tema de debate nacional. Aunque luego fue condenada a nueve meses de cárcel por
conspiración, lejos de desaparecer de la escena pública Keeler aprovechó su
momento de fama y accedió a ser fotografiada para el póster con el que se
quería publicitar la película que contaba llevaba a la pantalla aquel trío
amoroso. El filme, bajo el título Escándalo, no pudo estrenarse hasta
1989. A día de hoy, Keeler sigue haciendo negocio con la venta de sus memorias.
En la sesión de fotos para aquel cartel se
vivieron momentos de tensión. Lo explicó más tarde el propio Lewis Morley.
Se emplearon tres rollos de película de 120. En los dos primeros, Christine
aparecía sentada en diferentes posturas en una silla que durante mucho tiempo
fue identificada como la 3.107 del famoso diseñador Arne Jacobsen, aunque
después se dedujo que era una imitación por hueco del asa que aparecía en la
parte superior. El caso es que los productores de cine no quedaron satisfechos
y ordenaron a la modelo que posara desnuda. Ella se negó, pero ellos le
advirtieron que era lo que había firmado en su contrato. La situación se
convirtió en embarazosa. “Sugerí a todos, incluyendo a mi asistente, que
abandonaran el estudio. Le di la espalda a Christine, diciéndole que desnudase
y se sentara al revés en la silla. De esta manera, aunque estaba desnuda y
podía cumplir las condiciones del contrato, ella se sentía protegida”, explicó
el fotógrafo. Los resultados de aquella sesión, que apenas duró cinco minutos,
se convirtieron en un icono. La imagen de Christine posando en la silla ha sido
repetida, copiada y homenajeada en varios formatos, e incluso se utilizó en la
portada de single Telling stories (Contando cuentos), lanzado en
1997 por The Charlatans.
Aunque, sin duda, la reproducción más famosa
fue la elaborada por la artista Pauline Boty, que pintó un lienzo donde
se podía ver a la modelo posando y arriba a los protagonistas masculinos del affaire.
La única prueba que existe del cuadro es una foto en la que Boty lo muestra en
su estudio poco antes de morir de cáncer a los 28 años, meses después de dar a
luz a su hija. Se negó a recibir quimioterapia por miedo a poner en riesgo la
vida del bebé. Con Boty desapareció la mayor parte de su producción. La foto
original en la que muestra el lienzo también aparece en la muestra de la
National Portrait Gallery, que estará abierta hasta el próximo 15 de
septiembre. Pero el original, no. Hace 20 años, los lienzos de Boty fueron
descubiertos en el sótano de una granja que había pertenecido a su hermano y se
reinició la restauración de su figura y de su obra, como una de las fundadoras
del pop art británico y bandera de la revolución social y sexual de los
60. Una galería de arte de Wolverhampton inaugurará el próximo mes de junio la
primera exposición sobre la conocida como Bardot de Wimbledon, por su
belleza y su parecido con la actriz francesa. Misteriosamente, el cuadro en el
que reproducía el famoso posado de la showgirl amante de un ministro
jamás apareció"