Casi tres de cada diez empresas registradas en
Canarias –concretamente, el 28,6% – se consideran muertas vivientes. No en un
sentido literal, sino económico: son entidades fantasma que, aunque figuran
registradas en la Seguridad Social, no presentan actividad económica real. No
depositan sus cuentas anuales en el Registro Mercantil ni generan rastro alguno
de operaciones comerciales. La actividad es obligatoria, de lo contrario es
comprensible que se activen las alarmas sobre su posible uso como empresas pantalla
con fines fraudulentos como el blanqueo de dinero o la evasión de impuestos.
Los datos revelan que el Archipiélago cuenta con 18.394 empresas inactivas de
un total de 64.283, según el último informe de la Compañía Española de Seguros
de Crédito a la Exportación (Cesce).
A pesar de que existen sanciones que castigan la falta de publicación e inscripción de las cuentas anuales muchas empresas se encuentran en esta situación. De hecho, el dato en Canarias supera a la media nacional que se sitúa en un 28,5% con un total de 517.189 empresas. Aunque lo hace por un ajustado 0,01%, el dato sigue mostrando una práctica problemática. Pero, ¿por qué se valora de manera negativa la existencia de estas entidades? Pues lo cierto es que, en lo habitual, su creación se vincula con delitos legales tales como el blanqueo de dinero, la contratación ilegal, el fraude o, simplemente, para proteger la identidad de los propietarios.
En definitiva la misión suele estar relacionada
con la idea de disminuir la presión fiscal de las grandes empresas que se
apoyan en estos fantasmas para realizar transacciones. Desde un análisis
sectorial, se registra una mayor presencia en el ámbito de la construcción y el
inmobiliario: un total de 127.909 (28,2% del total de entidades de este grupo).
En segundo lugar se encuentra el comercio, donde las compañías fantasma suman
110.818 y suponen el 21,4% del total; y le siguen las entidades dedicadas a los
servicios empresariales, con 71.849 sociedades fantasma (13,9%).
Hostelería
Aunque el informe no hace un desglose por
comunidades autónomas en este ámbito se podría especular que la hostelería –por
el peso del sector en las Islas– es el más encantado en Canarias. Sin embargo,
en el conjunto nacional ocupa el cuarto puesto con 42.269 entidades de un total
de 102.360 (29,2%). Mientras donde menos se observa esta inactividad registrada
es en la administración, con tan solo 16; las industrias extractivas, con 806 y
la energía con una cifra más llamativa en este ranking inverso hasta las 5.634
sociedades fantasma.
Un 44 % de estas compañías, carentes de actividad
económica registrada, fueron constituidas entre los años 1975 y 2000, lo que
indica que una parte significativa del tejido empresarial lleva décadas
arrastrando entidades sin actividad real. Muchas de estas empresas quedaron
inactivas tras intentos fallidos de consolidación o simplemente cesaron su
actividad sin completar el proceso formal de liquidación. En consecuencia, casi
la mitad de las sociedades con actividad económica nula se mantienen registradas
pese a no aportar valor económico alguno desde hace años. Por otro lado, el 19%
de estas empresas se crearon entre los años 2011 y 2020. Un porcentaje menor,
que no obstante se podría relacionar con la proliferación de empresas durante
los años después de la crisis inmobiliaria de 2008 o con la crisis de la COVID,
muchas de las cuales no lograron consolidarse. Además, solo un 7,1% vieron la
luz entre 2021 y 2025.
Las empresas zombi
Como es lógico, la mayoría de esas empresas
inactivas se ubican en las economías regionales más grandes y con tejidos
productivos más amplios. Con lo cual Madrid, Cataluña y Andalucía suman casi el
55% del total. El mayor número de sociedades de las que se podría sospechar
fraudulencia es Madrid con 99.185 (19,1% del total). Le sigue, en términos
absolutos, Andalucía con 95.530 firmas inactivas (el 18,4%), y, en tercer
lugar, Cataluña, con 89.263, que suponen el 17,2% del global.
En el otro lado de la balanza, La Rioja, Cantabria y Extremadura son las comunidades con menos empresas sin actividad: 2.317, 4.315 y 6.720, respectivamente. En cuanto al capital social, casi dos tercios se constituyeron con una aportación inicial inferior a 5.000 euros y más de una cuarta parte (el 25,9%) con menos de 3.000 euros.
Las empresas fantasmas no deben confundirse con las empresas zombis, que son aquellas no rentables y cuya actividad podría cesar por no cubrir sus gastos financieros. De ahí que solo siguen operando porque los bancos les proporcionan refinanciación de sus deudas. En términos más simples estos dos muertos vivientes se diferencian en que los zombis son al menos palpables: registran sus cuentas aunque estén condenados a quebrar por su baja rentabilidad. Así en Canarias representan al 3,6%, es decir, un total de 2.314 firmas (la Provincia, texto da jornalista Irene Mederos)
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