quinta-feira, julho 01, 2021

Bruselas y Washington abren la puerta a levantar las sanciones a Venezuela

 

Borrell y Blinken emiten un comunicado conjunto en el que cierran filas a favor de una “solución pacífica” y ofrecen concesiones si Nicolás Maduro avanza en una salida negociada a la crisis. Por primera vez en mucho tiempo, la Unión Europea y EE UU afrontan la crisis política y económica de Venezuela con total sintonía y se abren a levantar las sanciones que castigan al país latinoamericano. El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, han emitido este viernes un comunicado conjunto en el que abogan por una “solución pacífica” que parta “del propio pueblo venezolano” y que se canalice a través de las estructuras políticas del país caribeño. Los dos máximos responsables de la diplomacia europea y estadounidense reclaman también “la liberación incondicional de todos aquellos detenidos de manera injusta por motivos políticos”, así como la restauración de todos los procesos democráticos puestos en cuestión por el presidente Nicolás Maduro y la celebración de elecciones libres en noviembre.

Si se dan todos esos pasos, los responsables de la diplomacia en Washington y en Bruselas asumen un compromiso de calado al abrir la puerta a una revisión de la política de sanciones que se aplica al país latinoamericano. “Valoramos los avances sustanciales y creíbles para restaurar los procesos democráticos y las instituciones en Venezuela y estamos dispuestos a revisar la política de sanciones sobre la base de un progreso significativo en una negociación amplia”, señala el comunicado, emitido a última hora del viernes tras varias semanas de gestación.

Borrell y Blinken también expresan su compromiso con la ayuda necesaria para atajar la crisis humanitaria, que afecta tanto a la población venezolana como a los seis millones de personas que se han marchado del país y a las comunidades vecinas de acogida. El comunicado marca un drástico giro respecto a la etapa del presidente de EE UU, Donald Trump, cuando Bruselas y Washington no siempre coincidieron sobre cómo abordar la grave situación en el país presidido por Nicolás Maduro. Las dos orillas del Atlántico cuestionaban la legitimidad democrática de Maduro y otorgaron cierto reconocimiento al opositor Juan Guaidó, a quien llegaron a calificar como presidente encargado. Pero la Administración Trump llegó incluso a contemplar la intervención armada para acabar con el régimen chavista, una vía que no fue secundada por Europa. Aunque inicialmente buena parte de los países de la UE accedieron a seguir los pasos de Trump en el reconocimiento de Guaidó, poco después el bloque se fue distanciando de la vía estadounidense.

La UE, además, dejó de otorgar en enero de este año el tratamiento de presidente encargado a Guaidó después de la constitución de la nueva Asamblea parlamentaria surgida de las elecciones de diciembre de 2020. Bruselas no consideró democráticos esos comicios pero dio por finiquitada la Asamblea surgida de las elecciones de 2015 en las que Guaidó basaba su reivindicación del liderazgo interino del país.

En cambio, el llamado Grupo de Lima (Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y Perú), donde junto con Estados Unidos se concentra el mayor apoyo a la oposición venezolana, condenó las elecciones pero no retiró el tratamiento preferente a Guaidó. Fuentes diplomáticas europeas abogan por que la oposición venezolana se involucre en la medida de lo posible en la dinámica política del país para no dejar un vacío que brinda a Maduro la oportunidad de erigirse en único interlocutor. La mayoría de las fuerzas de oposición, lideradas por Guaidó, boicotearon las elecciones del pasado mes de diciembre para denunciar la ausencia de garantías democráticas y de transparencia en el proceso.

El rechazo opositor contribuyó a elevar la abstención hasta el 70%. Pero en términos prácticos, Maduro se hizo con más del 67% de los votos emitidos y en torno al 86% de los escaños en juego. Fuentes europeas señalan que, mal que les pese, el régimen de Maduro es el que controla la situación del país y la relación con su régimen resulta inevitable (El Pais)

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