Segundo o La Vanguardia, "el monarca zulú vive como un rey. Y viaja como tal. La casa civil del monarca de la provincia Kwazulu-Natal, en el este de Sudáfrica, desveló esta semana que los viajes en jet privado o helicóptero del rey Goodwill Zwelithini durante este año para asistir a bodas, funerales o actos tradicionales, a los que va acompañado de princesas y ayudantes, han costado a las arcas públicas 70.000 euros mensuales. Pero este no es el único gasto público del monarca, que con un gran poder simbólico en la provincia, pero sin poder político nacional, tiene un presupuesto anual de 5,18 millones de euros, controlado por las autoridades de la región zulú. Aunque controlado es un decir. El jefe del departamento financiero de la casa real, Mduduzi Mthembu, admitió el jueves que era "difícil" supervisar los gastos de los viajes del rey. Johan Krog, portavoz de asuntos económicos de Alianza Democrática, principal partido de la oposición, tildó de inaceptable que el monarca viaje en aviones privados o helicópteros mientras el Gobierno debe recortar en otras partidas, y criticó que la casa real supera el presupuesto programado. "A menos que todos los departamentos de la casa civil apliquen medidas de austeridad, seremos como Grecia, que no es capaz de afrontar sus deudas. Si el rey no se ajusta a la situación, habrá problemas", señaló. No es habitual oír críticas al principal líder del grupo étnico más numeroso de Sudáfrica. Más allá de sus funciones oficiales como viajar para promocionar el turismo y la cultura de la región zulú, el rey Zwelithini ejerce una extraordinaria influencia en el país en su papel de jefe tradicional y dirige el Ingonyama, una entidad que administra, sin pagar impuestos, sus tierras -un tercio de toda la provincia- y los beneficios de sus derechos minerales. Senzo Mkhize, portavoz del Congreso Nacional Africano, partido en el poder, fue más benévolo con el rey, que es, además, el líder del Ubukhosi, la institución reconocida por el estado sudafricano que engloba a los líderes y jefes locales. Lo hizo con una justificación sui géneris: aseguró que la culpa era de los ayudantes, que se excedían en cumplir los deseos del monarca. "La falta de procedimientos de gobierno en su casa civil ha acabado derivando en que sus funcionarios aceptan las peticiones del rey sin vincularlas a un presupuesto", apuntó. El problema es que llueve sobre mojado. Periódicos sudafricanos como The Mercury o The Times denunciaron que, aunque el 58% de los habitantes de la provincia zulú vive por debajo del umbral de la pobreza y hay un 20% de desempleo (el doble, según cifras no oficiales), este ha sido un año de gastos imprevistos en el palacio real. O palacios: el mes pasado, el rey Zwelithini, de 64 años, pidió al Gobierno sudafricano que gastara más de medio millón de euros en construirle un palacio a su sexta mujer. Los retoques a los palacetes de sus esposas o princesas -tiene 25 hijos- han supuesto otro pellizco: recientemente gastó 90.000 euros de dinero público en un jacuzzi y un gimnasio, y 12.000 en construir un vestidor para una de sus hijas. Los palacios reales se encuentran en varios lugares de Nongoma, una zona rural 300 km al norte de Durban, principal ciudad de la zona. Las esposas del rey se han adaptado rápido a la vida relajada de su esposo. El 2008, la oposición criticó que las mujeres del rey Zwelithini se habían gastado unos 20.000 euros en vacaciones y ropa de diseño”