Todavía
hoy, en la era de los GPS y de la tecnología, quedan tesoros escondidos que
esperan a que unos aventureros los descubran. Los nietos británicos del
empresario Roger Baillon recorrieron la granja de su abuelo y por sorpresa
descubrieron el mejor legado imaginado: Porsches, Maseratis o Ferraris...
grandes vehículos clásicos que habían permanecido ocultos y que hoy podrían
llegar a los 12 millones de libras en cualquier subasta. Baillon había soñado
con construir un museo con sus joyas de cuatro ruedas (El Confidencial)