quarta-feira, abril 27, 2011

"El rostro femenino de la revolución siria"


"El levantamiento social que se está produciendo en Siria, contagiada del espíritu revolucionario árabe, podría seguirse mediante sus mujeres. La parte masculina de un régimen prominentemente masculino no da la cara ante los periodistas: la dan sus féminas, mujeres preparadas como Bouthaina Shaaban, ex ministra de Expatriados, candidata al Premio Nobel de la Paz, doctora en Literatura Inglesa y actualmente asesora y portavoz del presidente Bashar al Assad (en la foto) o caras conocidas en el interior del país como Rim Haddad, directora de la televisión pública y portavoz del Ministerio de Información. Ninguna de ellas es religiosa ni va velada, dado que representan a lo que antes era una mayoría de mujeres laicas, preparadas e independientes que poco tienen que ver con la imagen de la mujer árabe que está extendida en Occidente. La Siria baazista es laica, aunque los religiosos cada vez encuentran mayor espacio en su territorio. Ellas no son precisamente mujeres dóciles: no hay más que ver cómo confrontan la prensa o tratarlas en persona para saber que están hechas de la misma pasta que el resto de sus colegas del Baaz. Con sus pros y sus contras. Si ellas son el rostro femenino del régimen, la oposición también tiene a valientes mujeres que dan la cara y no sólo desde que comenzaran las protestas contra el régimen de Bashar Asad, ya que la oposición, si bien silenciada y también silenciosa por las difíciles circunstancias, siempre estuvo alli. Lo demuestra el hecho de que esta protesta comenzase a mediados de marzo con una protesta ante las dependencias del Ministerio del Interior en Damasco para exigir la liberación de los presos políticos del régimen: el nombre más coreado, con aires de consigna, era el de Tal al Mallouhi, una joven de apenas 19 años arrestada en diciembre de 2009 y acusada de trabajar como espía para Estados Unidos. Es la más joven presa de conciencia en Siria: pasó nueve meses incomunicada, según denunció Human Rights Watch, y fue dada por desaparecida hasta que la presión social ha obligado recientemente al régimen a explicar su paradero, una prisión siria, y los motivos de su arresto. Lo ha hecho por boca de otra mujer, Bushra Kanafani, portavoz del Ministerio de Exteriores, quien en una rueda de prensa afirmó que “somos conscientes de las protestas y queremos explicar la sentencia. Con 15 años, fue reclutada por un oficial austriaco de la UNDOF [Fuerza de Observación de Naciones Unidas en el Golán ocupado] (…) quien la introdujo en El Cairo a oficiales norteamericanos”. Esa es la versión oficial de la dictadura siria. Para los activistas, es simplemente víctima de la draconiana ley de emergencia que, desde 1963, facilita el arrestro arbitrario, las torturas y los juicios políticos. Washington niega tener ningún tipo de vínculo con la joven y acusa al régimen de haber sometido a la joven a un proceso judicial secreto. El nombre de Tal al Mallouhi (protagonista de carteles como el de arriba) fue el más coreado en la protesta de aquel miércoles 16 de marzo, cuando 150 personas vencieron el miedo a la Muhabarat. Las fuerzas de Seguridad terminaron arremetiendo con violencia y arrestaron a 15 manifestantes, entre ellos las conocidas activistas Soheir al Atasi y Nahid Badwiah: la primera había puesto voz, la víspera, a la primera y timidísima protesta que vio la luz en Damasco retransmitiendo los hechos en una comunicación telefónica con la versión árabe de Al Jazeera. "Arrastraron a Suhair por el pelo y se lo llevaron", explicó uno de los manifestantes. Junto a ellas fueron detenidos la hermana y el hijo de Kamal Labwani, un médico encarcelado por "debilitar la moral" e "incitar a un país extranjero a invadir Siria”. Tardaron semanas en ser liberadas. Ellas demuestran cuántos tópicos existen en Occidente sobre la represión de la mujer árabe. En muchos países es una realidad, en otros como en Siria, una dictadura laica, el problema no es la represión de la mujer sino la represión de los ciudadanos, sin distinción de sexo o secta religiosa. Lo mismo ocurría en el Irak de Sadam Husein, donde las mujeres tenían un importante papel social, disponían de una educación superior a la media regional y ocupaban puestos de poder. En Oriente Próximo hay tantos matices como personas, de ahí que los árabes teman las generalizaciones que hacemos desde el exterior” (texto do El Mundo)

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