Segundo
o El País, "Francia aprobó
este miércoles en consejo de ministros el programa de estabilidad 2013-2017,
cuyo lema podría ser “austeridad, pero sin exagerar” o, según dijo François
Hollande en una conferencia pronunciada en la sede de la OCDE: “Lo que quiero
es la seriedad presupuestaria, indispensable para el desendeudamiento, pero
también el crecimiento, sin el cual no habrá reducción del déficit”. El
Gobierno socialista anunció un recorte presupuestario de 20.000 millones para
2014, más o menos de un punto del PIB, que se concentrará principalmente en el
ahorro del gasto (14.000 millones, frente a 6.000 de mayor recaudación), como
desea Bruselas. Tras poner el acento en las subidas de impuestos en 2012, y
ajustar en 40.000 millones las cuentas este año, Francia prevé cerrar el
ejercicio actual con un 3,7% de déficit, y llegará al 3% un año más tarde de lo exigido por la Comisión
Europea antes del empeoramiento de la coyuntura. El equipo económico de
Hollande propondrá a Bruselas un ritmo de reducción del
déficit más suave, que promete un desvío del 0,7% en 2017. La anterior
previsión para el año final de la legislatura era del 0,3%. París justifica esa
relajación en la rebaja de los pronósticos de crecimiento, pero asegura que, en
términos de equilibrio estructural, sin contar los efectos de la coyuntura,
alcanzará el objetivo pactado con Bruselas un año antes: en 2016, las cuentas
tendrán un saldo positivo del 0,2%, que será del 0,5% en 2017. La Comisión
podría pedir a Hollande que rectifique sus números antes de que, la semana que
viene, el plan llegue al Parlamento. Pero la primera reacción de Angela Merkel
parece indicar que, tras las cargas de profundidad del Fondo Monetario
Internacional, los ordoliberales han empezado a relajar su celo. “Deseamos el
éxito de Francia porque Francia es importante para el conjunto de la zona euro
en su conjunto, y acompañaremos con bondad las reformas comprometidas o en
proceso”, dijo Merkel usando un inaudito tono de amabilidad.
El
comisario Olli Rehn había exigido que en 2014 el déficit sea
netamente inferior al 3%, pero Moscovici descarta esa posibilidad. “Si esperan
que estemos en el 2,5% o el 2,7%, no me parece razonable”, dijo el ministro el
domingo. El año próximo, los socialistas planean meter la tijera sobre todo en
los gastos estatales (7.500 millones de recortes) y en la seguridad social: se
verán afectadas las pensiones complementarias (1.000 millones menos), las
ayudas familiares del 15% de los hogares más pudientes (otros 1.000 millones) y
el gasto sanitario (3.000 millones). Pese a todo, el gasto público aumentará un
0,5% por año de media hasta 2017. Pese a las previsiones del FMI, que afirman que Francia
acabará el año en una leve recesión del -0,1% y que en 2014 solo crecerá el
0,9%, el Gobierno mantiene sus pronósticos en línea con los de la Comisión
Europea: 0,1% este año y 1,2% el que viene. El Alto Consejo de las Finanzas, un
organismo público, considera irreales esas cifras, pero Moscovici insiste en
que son “creíbles y realistas” y mantiene la hipótesis de que Francia crezca al
2% entre 2015 y 2017. El déficit público, que alcanzó el 4,8% el año pasado (tres
décimas más de lo previsto), alcanzará el 3,7% a finales de este año para bajar
al 2,9% en 2014, al 1,2% en 2016 y al 0,7% en 2017, señaló París. En paralelo,
la deuda aumentará hasta el 93,6% este año (tras el 90,2% de 2012), y bajará
luego progresivamente hasta el 88,2% en 2017".