Las circunstancias
de la salida de Leopoldo López de Venezuela el pasado sábado han desembocado en
el enésimo choque diplomático entre Caracas y Madrid. El Gobierno de Nicolás
Maduro acusó a España de participar en el operativo que permitió al dirigente
opositor salir de la residencia del embajador, Jesús Silva, donde llevaba un
año y medio resguardado, y abandonar el país sorteando los controles de las
fuerzas de seguridad chavistas. Sin embargo, el régimen bolivariano se limitó a
la escalada retórica y evitó, de momento, adoptar medidas concretas.
La huida de López, que el domingo llegó a Madrid para reunirse con su familia, despertó dudas, también en las filas opositoras, sobre los detalles de la operación. La residencia de la Embajada de España se encuentra en la urbanización Country Club, la más exclusiva de Caracas y, desde el alzamiento del 30 de abril de 2019 que llevó a la liberación del político de su arresto domiciliario, está permanentemente rodeada de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y, a menudo, de patrullas de las fuerzas especiales e la Policía.
El tono del
comunicado emitido el domingo por la Cancillería venezolana contradice de
plano, no obstante, la tesis de una supuesta negociación entre el Gobierno de
Maduro y la oposición con la mediación de España. Todos los implicados, además,
lo han desmentido rotundamente. El régimen señala abiertamente a Silva, que
hace un mes fue relevado de su cargo y pasará el testigo en las próximas
semanas, al afirmar que “el jefe de la misión diplomática española en Venezuela
fungió como principal organizador y cómplice confeso de la anunciada fuga de
territorio venezolano del delincuente Leopoldo López”. Y manifiesta que, “a
pesar de que el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación
de España se comprometió en diversas oportunidades a no permitir el accionar
político del prófugo golpista, desde su residencia oficial, la realidad fue muy
distinta”.
El chavismo acusó
a López de estar detrás, por ejemplo, del fallido intento de invasión marítima
en la costa próxima a Caracas con la participación de al menos dos mercenarios
estadounidenses. Sin embargo, la dirección de las fuerzas que se agrupan en
torno a López y el propio Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y
principal adversario de Maduro, se desvincularon de esos hechos. En cualquier
caso, Maduro considera que “el Reino de España participa activamente en la fuga
ilegal de un peligroso delincuente y decide recibirlo en su territorio, sin
reparar en las leyes internacionales e incluso en las leyes migratorias
españolas y en los acuerdos bilaterales en materia de justicia”.
A pesar de estas
acusaciones, Caracas evita anunciar medidas concretas o lanzar amenazas como sí
hizo en otras ocasiones. En 2018, Silva fue expulsado con el pretexto de la
supuesta intromisión en la política interna de Venezuela. Entonces el Gobierno
de Mariano Rajoy actuó con reciprocidad y declaró persona non grata al máximo
representante diplomático de Venezuela en España. Meses después, antes de las
presidenciales de mayo de ese año, las relaciones se relajaron y los dos
volvieron a sus puestos. El pasado mes de julio, el anuncio de la expulsión de
la embajadora de la Unión Europea, de la que se encargó el propio Maduro, llevó
al límite la tensión con Bruselas. En esa ocasión, el sucesor de Hugo Chávez
aprovechó para lanzar una dura advertencia al embajador español y habló de
posibles “acciones diplomáticas” en su contra.
El Ejecutivo
español, que había asegurado que el relevo de Silva no iba a afectar la situación
de López en la sede diplomática de Caracas, atribuyó la salida del dirigente
opositor a una decisión exclusivamente “personal y voluntaria”. Este, que en
los últimos años pilotó la estrategia contra Maduro pese a llevar privado de
libertad desde 2014, lo justificó argumentando el comienzo de una nueva fase de
lucha desde el exterior. En cualquier caso, también el Ministerio de Asuntos
Exteriores español criticó sin matices al régimen.
“España condena
las detenciones de personal laboral de su Embajada así como los registros
producidos en domicilios de personal adscrito a la misma actos que suponen un
incumplimiento de las obligaciones contenidas en la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas”, mantiene el Ministerio en comunicado difundido. “España”,
continúa la nota, “reitera su convencimiento de que la crisis multidimensional
que atraviesa Venezuela requiere de una salida negociada, dirigida por los
propios venezolanos que permita la celebración de elecciones presidenciales y
parlamentarias con plenas garantías democráticas". Los comicios
parlamentarios convocados para el próximo 6 de diciembre no tienen, según
España y la Unión Europea, esas garantías. La mayoría de los partidos
opositores rechazan participar y, si no hay cambios, se convertirán en la
enésima huida hacia adelante del chavismo.
El acoso de los
servicios de inteligencia del régimen al personal de la Embajada y al entorno
de López comenzó el sábado al transcender la fuga del político. Los agentes del
Sebin detuvieron a seis vigilantes privados que llevaban tiempo trabajando en
las dependencias diplomáticas y al coordinador de ese equipo de seguridad.
Horas después, estos trabajadores quedaron en libertad. Las autoridades también
arrestaron a una colaboradora de López en las tareas del hogar, que llevaba
años llevándole la comida.
El dirigente
reaparece en Madrid
Leopoldo López
dará este martes en Madrid su primer mensaje desde su salida de Venezuela el
pasado sábado y su llegada a España el domingo. Será, en realidad, su primera
conferencia de prensa desde su detención en 2014, a pesar de que en este tiempo
el político sí ha mantenido contactos con su equipo y canales de comunicación
con el exterior. El líder opositor dejó tras de sí una serie de incógnitas
sobre los próximos pasos del frente antichavista, liderado por Juan Guaidó.
Solo se limitó a manifestar, a través de las redes sociales, que continuará
dando la batalla desde un “nuevo terreno de lucha” y que para ello se pone a
las órdenes de Guaidó, jefe del poder legislativo (El Pais)
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