Al final de una ladera,
rodeado de una vegetación selvática abundante y exhuberante, con vistas únicas
del Pacífico costarricense. Son tres pinceladas, pero suficientes para que
queramos ir, porque pocos marcos se pueden comparar al que acoge el hotel Punta
Islita, a los pies de una playa de arena volcánica y en la que la naturaleza
brinda grandes momentos a cuál más bello. Situado a 30 minutos de la famosa
playa de Samara, con instalaciones en diferentes alturas que permiten gozar aún
más, si cabe, de las vistas del océano, entre las que destaca una piscina de
arquitectura infinita, rodeada por tres de sus lados por una amplia terraza de
teca, no es un hotel más (ABC)