
Tanta es la cordialidad y la simplicidad de su agenda, que los líderes tuvieron tiempo de salir de la Casa Blanca para ir a comer a la hamburguesería preferida de Obama, un modesto local llamado Ray,s Hell que está a rebosar desde que se supo la predilección del presidente. Compartieron el paquete de patatas fritas. Pagó Obama. A falta de discrepancias política reseñables, tanto Obama como Medvédev quisieron destacar las enormes posibilidades futuras que pueden tener las relaciones ruso-norteamericanas en otros campos. "Las relaciones entre nuestros dos países no pueden quedarse en los asuntos de la Guerra Fría", dijo el presidente norteamericano, "no pueden reducirse al tema del control de armamentos, deben ampliarse al comercio, al intercambio, a la promoción de energías limpias, a los asuntos que permitan más prosperidad". La visita de Medvédev a California no está motivada solo por la curiosidad de conocer de cerca los nuevos artilugios que cautivan al mundo. El presidente ruso está personalmente interesado en desarrollar la industria tecnológica en su país y está impulsando una versión rusa del Silicon Valley, un proyecto en la ciudad de Skolkovo para el que busca asesoramiento y dinero de los grandes gigantes tecnológicos norteamericanos. En el consejo de asesores de Skolkovo se sientan, entre empresarios e investigadores rusos, el consejero delegado de Google, Eric Schmidt, y el presidente de Cisco Systems, John Chambers, quien ha aprovechado la visita de Medvedev para anunciar la inversión de mil millones de dólares en Rusia. Medvédev y Obama hablaron de estos y otros potenciales mercados con miembros de las cámaras de comercio de ambos países. Las posibilidades, en efecto, son gigantescas, pero las dificultades también. Los inversores norteamericanos saben que el Estado mantiene una fuerte conexión con los negocios en Rusia y que no siempre garantiza la seguridad jurídica y la libertad de movimientos que se requieren para el éxito empresarial. "Hay cosas que deben de cambiar en el ámbito de los negocios", reconoció Medvédev. Ese será, con toda probabilidad, un tema de fricción en el futuro. Pero, pese a toda la cordialidad, hay otras discrepancias en estos momentos. Obama reconoció que Georgia, el país que Rusia invadió hace dos veranos, es uno de ellos. El comercio es otro. Estados Unidos se queja de los estándares comerciales impuestos por el Gobierno ruso, que bloqueaban, por ejemplo, el acceso de pollos norteamericanos. Hoy hubo avances en ese terreno y Obama dijo que apoyaría la entrada de Rusia en la Organización Mundial de Comercio".
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