Nicolás Maduro, aprovechando que en la tercera dimensión de la propaganda revolucionaria el Pisuerga pasa por Caracas, comparó el acuerdo social alcanzado el sábado en México con un capítulo histórico protagonizado por Simón Bolívar. El Libertador selló "con audacia" en 1820 el Tratado de Trujillo con uno de sus enemigos, Pablo Morillo y Morillo, conde de Cartagena, y ambos "brindaron por la paz". Ese es el estado de ánimo en las filas revolucionarias, que han sumado la denominación de "arquitecto de la paz" a las de "presidente pueblo" y "conductor de victorias" para su jefe de filas, tras alcanzar con auspicio internacional el Segundo Acuerdo Parcial para la Protección Social del Pueblo Venezolano. "¡Victoria popular!", como gritaban sus delegados en la capital azteca, o "un nuevo capítulo para Venezuela", como presumió desde Caracas el hijo de Chávez. El habitual jolgorio de la revolución contrastó con las reacciones en la oposición y en la sociedad civil, que en su mayoría piensan que se trata de un acuerdo necesario, pero a la vez insuficiente, sólo un punto de partida. "El acuerdo es un paso adelante importante. La ONU administrará recursos para enfrentar temas urgentes de la vida nacional. Todo lo que sea mejorar la vida de los venezolanos lo aplaudo", resumió el historiador Rafael Arraiz.
"El fondo de emergencia es un primer paso positivo pero insuficiente. Las necesidades de la reconstrucción de Venezuela son muy superiores", matizó el economista Asdrúbal Oliveros, quien participó en la elaboración del plan país de la oposición. Según este estudio, serían necesarios 38.000 millones de inicio, el 60% del PIB actual.
Los 3.000 millones de dólares mejorarán servicios públicos si se cumple el acuerdo y no caen en garras de la corrupción, pero persisten los mismos nubarrones oscuros en el horizonte del país criollo en lo referente a elecciones democráticas o la libertad de los 251 presos políticos, no incluidos en el texto final. Algo de lo que indirectamente se hizo eco ayer el gobierno español en su comunicado, al subrayar que "animamos a los negociadores a continuar por este camino y a incluir en sus conversaciones cuestiones políticas fundamentales para la convivencia".
"EL ASPECTO HUMANITARIO NO AFECTA AL CHAVISMO"
"No vamos a perder el foco, debemos avanzar a lo que nos lleva la posibilidad de un acuerdo integral: una solución a través de una elección presidencial", destacó en el mismo sentido Juan Guaidó, presidente encargado y uno de los líderes de la Plataforma Unitaria.
"Al chavismo no le importa ceder en algunos aspectos que para ellos son intrascendentes como el humanitario, pues eso no les afecta en su proyecto, que es la perpetuidad en el poder, mientras que a la oposición sí les afecta, pues terminan cediendo lo poco que tienen a cambio de apenas promesas que luego el poder puede romper, como siempre ha hecho. No se puede olvidar que el 100% de los horrores que existen y han existido en 20 años han sido un diseño político de quienes están en el poder", explicó a EL MUNDO el politólogo Walter Molina.
Las críticas del sector más radical de la oposición, como casi siempre, fueron contundentes. "¿Qué puede salir de una mesa de negociación que en la práctica fue una mesa de extorsión? Una buena tajada para cada uno de los representados, incluyendo la ONU. ¿Quién representa allí a los venezolanos? Nadie", protestó María Corina Machado, pese a que EEUU, la UE, Canadá, España y Gran Bretaña mostraron su respaldo a los acuerdos.
"Esas ilusiones de oposición y comunidad internacional espero que no se vean contrariadas por la dura realidad del juego que tiene el gobierno. La solicitud de elecciones libres es un concepto que no está dispuesto a aceptar, porque elecciones libres son elecciones competitivas. El gobierno va a jugar como en 2018, cuando adelantó a mayo las elecciones tras ilegalizar la Mesa de la Unidad, por lo que la posición, si hubiera deseado participar, no hubiera podido.. La cuestión es que permitan a la oposición llegar a ese mínimo minimorum, más abajo solo hay una auto elección de Maduro", sentenció para este periódico Luis Salamanca, antiguo rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) (El Mundo, texto do jornalista DANIEL LOZANO)
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