Segundo o El Confidencial, “la
competitividad de la economía española va por barrios. Y no es una expresión
puramente retórica. Un informe patrocinado por la Unión Europea (UE) revela que
tan sólo tres regiones: Madrid, Cataluña y País Vasco han alcanzado un nivel de
competitividad superior a la media de la UE. Lo significativo, sin embargo, es
también la posición de las catorce restantes. Hasta el punto de que se sitúan
claramente por debajo de la gran mayoría de los territorios europeos. Algo que
refleja la gran dispersión entre regiones competitivas y las que no lo son. Tan
sólo en tres países de los 27 analizados (Eslovaquia, Portugal y Francia) se
produce una distancia tan amplia entre territorios de un mismo país. Los datos proceden de un estudio editado
por la Comisión Europea y elaborado por los economistas Paola Annoni y Lewis Dijkstra. Y en él se
sitúa a España en el puesto número 14 de 27 en cuanto a competitividad. Un país
como Italia se sitúa por detrás, pero, por el contrario, Grecia es, según el
documento, más competitiva que España. Para calcular esta clasificación se
incluyen factores institucionales (corrupción, fraude fiscal, estabilidad
política o calidad regulatoria); estabilidad macroeconómica (déficit, inflación
o rentabilidad de los bonos del Gobierno); infraestructuras (densidad de las
carreteras o de las líneas férreas); salud (incluida la tasa de suicidios o la
esperanza de vida); educación primaria o secundaria, eficiencia del mercado
laboral, grado de sofisticación de los negocios o desarrollo tecnológico. Según esta clasificación, Holanda,
Dinamarca y Finlandia serían las naciones más competitivas; mientras que
Rumania, Bulgaria y Malta estarían a la cola. El caso de España es, sin
embargo, llamativo debido a que Extremadura y Castilla-La Mancha se sitúan
entre las tres regiones menos competitivas (la otra es un territorio
ultramarino francés), incluso por debajo de los niveles que alcanzan las
regiones más pobres de los países menos competitivos.
El caso de Madrid, por el contrario, es
singular debido a que se sitúa en niveles parecidos a los de Bruselas y Berlín,
en todo caso, muy por encima de la posición que tiene España. Los autores del
estudio lo achacan a que la capital de España es un enorme polo de atracción,
lo que aleja al resto de regiones de las situaciones de privilegio. Algo que no
ocurre, por ejemplo, en Alemania donde media docena de regiones son más
competitivas que la capital. En Holanda o Italia ocurre algo parecido, aunque
con menor intensidad.
Los autores del estudios denominan a esta
enorme dispersión índice de
variabilidad, expresión que revela “diferencias sustanciales” en la
competitividad en algunos países. Por ejemplo, Bélgica, Suecia, España, Francia,
Portugal y Eslovaquia tienen alta heterogeneidad con la variación muy por
encima de la media de la Unión Europea. “Esto pone de manifiesto”, aseguran,
“que el análisis a nivel nacional no captura las diferencias regionales”. O
dicho en términos más directos, cuando se compara la competitividad por países
no se tienen en cuenta las fuertes diferencias regionales que existen.
Once pilares
Los datos de la Comisión Europea -que se
revisarán cada dos años- tienen en cuenta once pilares sobre los que se apoya
la competitividad, y tienen como referencia el año 2013 (en la primera edición
esta noticia se publicó con datos de 2010). Es la primera vez que Bruselas
encarga un trabajo de este tipo, mucho más preciso que los que suele hacer el
World Economic Forum, que únicamente hace comparaciones entre países, pero no
entre territorios más pequeños. La ventaja de este indicador es que los
responsables políticos europeos, nacionales y regionales cuentan con mejores
instrumentos que los actuales para conocer las fortalezas y debilidades de una
región, y a partir de ahí desarrollar estrategias de actuación. Así, por ejemplo, los últimos datos sobre
competitividad de la economía española ocultan la realidad regional. E indican
que en el segundo trimestre de 2013, el Índice de Tendencia de la
Competitividad (ITC) calculado con los datos de IPC frente a los países de
la UE a 27 registró una pérdida de
competitividad, por al aumento del 0,9% respecto de los valores del segundo trimestre de 2012. Frente
a los países de la zona del euro, el ITC también aumentó en un 0,6% interanual, dado que la inflación española se
situó en niveles superiores a la de los
países con los que compartimos moneda. Si el análisis se hace respecto
de los índices de valor unitario de las exportaciones, el resultado es
distinto. Según el Ministerio de Economía, en el primer trimestre de 2013 la
competitividad frente a los países de la UE-27 disminuyó un 0,9%. Esta ganancia
de competitividad fue consecuencia del decrecimiento del 1,1% en el índice de precios relativos de
exportación mientras el índice de tipo de cambio aumentaba un 0,2% interanual”