quinta-feira, dezembro 20, 2012

Grécia: "Todo hecho, todo por hacer"

Escreve o El Mundo: "Hemos completado una maratón con éxito pero ahora tenemos que empezar otra" ha admitido el primer ministro griego Antonis Samaras. Una nota de pausa sumergida en la avalancha de optimismo desatada en su gobierno dos días después de aprobarse en Bruselas el desembolso de 49.100 millones de euros hasta marzo de 2013: conseguir el 'maná' europeo, pactado en los acuerdos de rescate y bloqueado por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional) tras haberse "descarriado" el pacto de austeridad heleno, ha sido el principal objetivo de sus primeros seis meses de gobierno. El dinero se utilizará en primer lugar para recapitalizar la banca y cubrir el presupuesto estatal. Pero el éxito no ha sido gratis: por el camino se ha aprobado el 'tercer memorando' con medidas de austeridad por valor de 13.500 millones de euros. Samaras tendrá que seguir metiendo la tijera en el presupuesto para cumplir los objetivos de la Troika y a la vez deberá revertir cinco años consecutivos de recesión con la calle más hastiada y más empobrecida que nunca. Por lo pronto, la deuda pública sigue sin ser sostenible, a pesar de haber sido reducida en 20.000 millones de euros tras la recompra voluntaria de bonos en manos de tenedores privados concluida esta semana. La Troika quiere que Grecia tenga una deuda pública en 2020 equivalente a un 124% de su PIB, pero incluso tras la nueva 'quita', se prevé que descienda sólo hasta el 128% del PIB en ese año. Es decir, Atenas deberá recortar todavía más su deuda. Samaras pretende utilizar a su favor la decisión comunitaria de avanzar en una unión bancaria y la creación de un sistema de supervisión financiero común para poder recapitalizar la banca a cuenta del Mecanismo Europeo de Estabilidad y no de la deuda griega, ahorrando así unos 50.000 millones de euros, aunque varios países del núcleo europeo se oponen a que ese mecanismo actúe de manera retroactiva.
Cinco años de recesión
En cualquier caso, para cumplir el objetivo a largo plazo fijado por la Troika Grecia debe volver a la senda del crecimiento tras cinco años de recesión, algo no previsto, como mínimo, hasta finales de 2014. El desafío más crítico para el gobierno heleno es elaborar un plan de desarrollo. El país ha recuperado algo de credibilidad y la especulación sobre su salida de la Eurozona parece aparcada, pero ha de demostrar que puede revertir su situación. El primer paso de Atenas será inyectar liquidez al mercado recapitalizando la banca: invertirá en ello 16.000 millones de euros en las próximas semanas. Tras cumplir esa primera premisa, Samaras tiene previsto viajar a los cinco continentes para atraer inversiones. En su cartera portará el ambicioso plan de privatizaciones heleno donde muy probablemente se incluirán empresas públicas tan importantes como la eléctrica nacional o los ferrocarriles estatales. El gobierno espera los primeros signos de recuperación a mediados del 2013. De hecho, ha comenzado una campaña de publicidad para apoyar su discurso bajo el lema "Grecia comienza ahora" repleta de alegorías históricas a la capacidad de superación de los helenos. Sin embargo, no parece que el camino vaya a estar repleto de rosas: todo lo contrario. Cinco años de recesión y tres de austeridad han dejado un escenario desolador en el país. No hay un día donde no se convoque una manifestación en la capital. El 25% de los helenos está desempleado y el 31% ronda el umbral de la pobreza. Cómo recuperar un país donde se han perdido 120.000 empresas en dos años? Esa es la pregunta clave para Samaras. Deberá darle respuesta pronto: no podrá alcanzar el objetivo de deuda fijado para 2020 si Grecia no comienza a crecer en 2015 de una forma sostenida. Por ahora parece no tener un guión claro. De hecho, todavía no se han aprobado todas las medidas pactadas con la Troika: el Parlamento deberá votar en enero una controvertida ley de impuestos que caerá con especial dureza sobre la clase media. Sumamente impopulares, esas medidas volverán a sacar a la calle a unos griegos que han visto como se implantaba el copago en la sanidad pública y las pensiones más bajas se reducían un 35%. La desobediencia institucional preocupa a Samaras: por lo pronto, casi todos los ayuntamientos del país se han negado a dar una lista de 2.000 trabajadores a ser supendidos de sueldo, algo pactado con la Troika.
La izquierda radical, a la espera
En la sombra, aglutinando el descontento generalizado y esperando un error de Samaras se encuentra la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), el principal partido de oposición. Hace un mes ya pidieron elecciones anticipadas. Lideran las encuestas y se han convertido en una opción real de gobierno Samaras deberá estabilizar su alianza tripartita entre los conservadores de Nueva Democracia (su partido) los socialistas del Pasok y los izquierdistas moderados de Dimar si quiere retener la silla de gobierno. Para ello necesitará tacto a la hora de implementar reformas ya aprobadas y calificadas como "injustas" por estos partidos. Pero mientras socialistas e izquierdistas moderados intentan que las reformas afecten lo menos posible a la población, la Troika estará más vigilante que nunca y someterá a Atenas a duras inspecciones para comprobar que el plan de austeridad no vuelve a descarriar. Eso sí, una nueva vuelta de tuerca de los acreedores del país supondría casi con toda seguridad el fin fulminante del actual Gobierno. Samaras ha prometido en todos sus mítines que el paquete de austeridad aprobado en noviembre sería el último. Si eso se demostrase no ser cierto, perdería el apoyo de sus socios de izquierda y se tendrían que convocar elecciones