
"La gente no trabajará menos, sino que lo hará de otra manera, más de acuerdo con sus intereses personales y sociales. Y los que quieran ganar más, trabajarán más", explica el experto.
¿Cómo financiarlo?
Hasta ahora, todo ventajas. Pero el lado oscuro de la iniciativa es la subida de impuestos que conllevaría su financiación. Según los cálculos de Sigg, este salario costaría un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) nacional: 200.000 millones de euros. Según el suizo, se podría conseguir reorganizando el estado social y con una mejor distribución de la hucha nacional. Inevitable, también, sería la subida del impuesto del valor añadido (TVA, por su sigla en Suiza), de los impuestos a las grandes rentas y a las fortunas. Según señala el alemán Götz Werner al citado periódico, la puesta en marcha de esta iniciativa supondría una subida del 50% en los impuestos de la renta de las personas que quisieran seguir trabajando, amén del 50% de subida del TVA.
"Distribuir un tercio del PIB entre la población no se podría hacer sin una masiva subida de tasas", advierte el economista Samuel Bendahan, quien, no obstante, también defiende las virtudes de la norma. A su juicio, "la gente trabaja por motivación intrínseca, por motivos sociales y no por dinero", por lo que la incitación al trabajo sería aún mayor gracias a esta prestación. "La gente no aceptará las profesiones ingratas. Esto obligaría a la economía a invertir en profesiones más atractivas, haciendo más justo el mercado de trabajo", asegura Bendahan. Desde el exterior, ese mercado ya parece ideal: una tasa de paro del 3,2% está motivando a muchos españoles para trabajar en Suiza.
Países pioneiros
La iniciativa no es nueva, pues la propuesta de una Renta Básica Universal ya fue sugerida en 1985 por los profesores Philippe Van Parijs y Robert Van Der Veen en la universidad de Lovaina (Bélgica). En España, los grupos parlamentarios de IU y ERC presentaron en el Parlamento iniciativas legislativas similares en 2006. Sólo en Brasil -bajo el nombre de Bolsa Familia-, Canadá y Alaska se ha aplicado parcialmente la idea. El Senado del país latinoamericano aprobó en 2001 una renta básica para las familias desfavorecidas. Canadá cuenta con un salario mínimo universal para los mayores de 65 años, que reciben un dinero al margen de su pensión. En Alaska, sus 700.000 ciudadanos disponen a final de mes de un montante mínimo a cargo del Estado, aunque al tratarse de una población pequeña su ejemplo "no es representativo", según explica el profesor de la UNED Alfredo Hidalgo Lavié en su artículo 'La renta básica universal como herramienta para combatir la exclusión económica y social'. No hay acuerdo sobre los beneficios de este sueldo para todos y muchos economistas han advertido sobre la dificultad de aplicar semejante iniciativa y sus efectos negativos, pues empobrecería el mercado de trabajo. Para ellos, es muy ingenuo pensar que la gente vaya a trabajar por mero plácer”.
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