terça-feira, março 10, 2009

"New York Times" aluga parte da sua sede para manter-se!

Impressionante e dramático, sobretudo para o futuro da comunicação social e dos jornais de referência como é este o caso. Segundo o jornal espanhol ABC, num texto da jornalista Anna Grau, "¿habrá que cambiar el nombre de Times Square? Las oficinas de «The New York Times» ya no son de «The New York Times». Menos de dos años después de mudarse a un fantástico edificio diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano en la Octava Avenida, entre las calles 40 y 41, la empresa ha vendido su participación en el mismo -21 de los 52 pisos- a la firma inmobiliaria W.P. Carey por 225 millones de dólares (178 millones de euros). Pero mientras con una mano negociaban la venta de las oficinas, con la otra firmaban su alquiler durante quince años. La operación está inicialmente diseñada para que el periódico salga del tremendo bache económico en que se encuentra pero recupere cuanto antes su sede y el honor. Así pues dentro de diez años «The New York Times» tendrá la posibilidad de volver a comprar lo ahora vendido por un precio simbólicamente incrementado: 250 millones de dólares (198 millones de euros). Parece una ganga de futuro pero cuidado, que por ahora el mercado inmobiliario no para de hundirse y «The New York Times» no para de entrar y salir de él como un elefante en una cacharrería. Para muestra, un botón: en el año 2004 vendió su anterior sede a Tishman Speyer Properties por 175 millones de dólares. Poco después Tishman Speyer lo revendió por 525 millones. Ahora van a empezar pagando 24 millones de dólares al año de alquiler. Y el alquiler seguirá subiendo, cuando la tendencia del mercado es violentamente a la baja. Es de esperar que las aguas inmobiliarias en Manhattan se hayan calmado en diez años... si no, la empresa editora del Times habrá hecho un negocio muy parecido al de Roberto y la cabra, mientras que los compradores del edificio dispondrán de un magnífico seguro contra pérdidas. Y con el aliciente de haber adquirido una propiedad histórica, además. Hace muy poco se presentaba esta propiedad como una joya periodística y arquitectónica, que por cierto tuvo que ser modificada al quedar patente que era blanco fácil de los escaladores de rascacielos. Ahora los lujos y las ilusiones del pasado se funden en un intento desesperado de enjugar pérdidas y conseguir crédito. Definitivamente el éxito financiero no ha acompañado al éxito periodístico de la histórica empresa, que por lo demás incluso en lo periodístico empieza a perder pie". Penso que há muita gente que ainda não percebeu os desafios que se colocam à imprensa, as mudanças que se aproximam a passos largos e como, a curto ou médio prazo, tudo será diferente.

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