Segundo
o ABC, “a poco más de 100 kilómetros de Belo Horizonte (una ciudad ubicada
relativamente cerca de Río de Janeiro), se encuentra «Noiva do Cordeiro», un
pequeño pueblo habitado principalmente por mujeres que, como ellas mismas
afirman, estarían encantadas de que a su vida llegaran «hombres buenos» con los
que pudieran mantener una relación estable. Aunque no de la forma en la que la
prensa lo ha informado hasta ahora. La noticia del «descubrimiento» de este
pueblo rural saltó a los medios hace pocas semanas. Concretamente, y según lo
que publicaron varios diarios internacionales, «Noiva do Cordeiro» era una
villa habitada exclusivamente por mujeres (unas 600) que, debido a que carecían
de hombres en su pueblo, invitaban desesperadamente a todo aquel que lo
considerasen oportuno a presentarse en su ciudad para casarse. Inmediatamente,
la información se extendió por todo el planeta y muchos interesados contactaron
con ellas a través de su cuenta de Facebook. No obstante, después de haber
tenido que recibir a todo tipo de hombres solicitando conocer a su mujer ideal,
varias representantes de la villa han concedido una entrevista al diario local
«O Globo» para matizar lo que ha sido publicado en la Red.
La
verdad
Así
pues, y según han informado medios como el propio «O Globo» y «Época», la
primera falacia sobre esta villa es la que afirma que no viven hombres en ella.
Y es que, en el pueblo habitan multitud de varones aunque, como explican las
mujeres, tienen que viajar continuamente a ciudades más grandes para poder
ganar dinero y no suelen pisar su casa de lunes a viernes. Es por eso que las
tareas del campo han sido asumidas por las féminas de la localidad. Por el
contrario, sí han confirmado que la mayoría de la población de «Noiva do
Cordeiro» es femenina y se encuentra entre los 20 y 40 años. Aunque, como
señalan, eso no significa que estén desesperadas. «Las chicas no se van a
quejar si aparecen hombres buenos aquí, pero no están desesperadas», explica
Rosalee Fernandes Pereira, de 44 años, en declaraciones recogidas por «Época».
Y es que, como todo, el amor también necesita su tiempo”