
Situación apocalíptica
Para empezar, parece claro que se hubiera impuesto el 'sí', visto que la pregunta del referéndum habría estado muy medida y calculada y que la consulta se habría llevado a cabo hace un año y medio (se hablaba del 4 de diciembre de 2010). De hecho, la canciller alemana Angela Merkel y el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, dieron su bendición a la consulta a cambio de que lo que se plantease a los griegos fuera aceptar las medidas de austeridad o abandonar el euro. Una consulta en esos términos habría supuesto una enorme victoria a favor del euro y de las medidas de austeridad, visto que aún a día de hoy el 75% de los griegos no quiere abandonar la moneda única. Y se habría evitado que Grecia y la eurozona se encontraran en la apocalíptica situación actual.
"Ha sido un voto pro y contra austeridad, un voto que nos debe hacer reflexionar sobre el sufrimiento de un pueblo a causa de las duras medidas de austeridad y que se ha visto alimentado en gran medida por el voto de protesta y el populismo", aseguraba el propio Papandreu en una entrevista concedida a Tonia Mastrobuoni, del periódico italiano 'La Stampa', al analizar el resultado de las elecciones del pasado día 6, en las que siete de cada 10 griegos votaron a partidos 'anti austeridad'. "Se trata de una dinámica que se habría podido evitar si se hubiera celebrado el referéndum que yo propuse", añadía. "Estoy seguro que si hubiéramos dado voz al pueblo en ese momento habría prevalecido el buen sentido". Pero ese referéndum no sólo no se realizó, sino que le costó la carrera política a Yorgos Papandreu. Acosado por la oposición, por un número creciente de enemigos dentro de sus propias filas (el socialista Pasok) y por la fuerte presión de sus socios de la UE (que se negaban a aceptar su solicitud de acompañar las medidas de austeridad con la emisión de unos títulos de Estado a nivel europeo y de impulsar con fuerza las políticas de crecimiento), Papandreu se vio obligado a renunciar a la consulta popular. Y, unos días después, tuvo que dimitir. La duda hoy es si no tendría razón: ¿estaría Grecia en la situación que se enuentra de haberse celebrado aquel referéndum?" (texto de Irene Hdez. Velasco no El Mundo, com a devida vénia)
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