terça-feira, janeiro 24, 2012

España vetaría la entrada en la UE de una Escocia independiente


"España teme que una Escocia independiente se una a la Unión Europea y podría vetar su entrada en el bloque comunitario, según fuentes diplomáticas citadas por The Independent que hablaron bajo condición de anonimato. El diario británico señala en su edición de hoy que el Gobierno español teme las consecuencias que acarrearía la independencia de una región europea y su posterior adhesión a la UE, "ya que podría alentar al secesionismo vasco y catalán", y por ello tiene la intención de vetar su entrada. El primer ministro escocés, Alex Salmond, quien recientemente inició una batalla campal con Londres en busca de la celebración de un referéndum de independencia -fue la promesa de una consulta popular sobre las relaciones con Westminster la que dio a Salmond una victoria sin precedentes en las elecciones regionales del año pasado- teme que el actual Ejecutivo español haga lo mismo que hizo con Kosovo, especialmente ahora que el Partido Popular está en el poder. Según The Independent, diplomáticos españoles han trasladado a colegas británicos sus preocupaciones por este proceso y han reconocido que España bloquearía cualquier intento de una Escocia independiente de entrar en el club europeo, al igual que no reconoce la existencia de Kosovo como estado independiente."Entenderíamos el punto de vista escocés si pretendíeran unirse a las Naciones Unidas pero no a la OTAN. Puede que quieran unirse a la Unión Europea, pero estamos seguros de que España vetará su entrada, temiendo que ésta pueda alentar el espíritu separatista en su propia casa", indica una fuente gubernamental británica citada por el diario. Un veto español acabaría con el argumento de que una Esocia independiente puede funcionar desde el primer momento como un estado viable. Aunque Salmond insiste en que Escocia podría unirse a la UE inmediatamente después de que el referéndum arrojase un "sí", expertos consideran que la entrada en la Unión no sería automática.
El peor enemigo de los negócios
Fue la promesa de una consulta popular sobre la independencia la que dio a la formación de Salmond, el Partido Nacionalista Escocés, una victoria sin procedentes en las elecciones de 2011: se hizo con 69 de lo 129 escaños del Holyrood. Pero tras los comicios, nunca concretó una fecha sobre el referéndum y se limitó a decir que la llevaría a cabo en la segunda mitad de su legislatura. Fue entonces cuando comenzó la incertidumbre, la peor enemiga para los negocios. Aberdeen, tercera ciudad de Escocia, es la capital petrolera de Europa gracias a su puerto situado en el Mar del Norte y muchas compañías comenzaron a preguntarse si el sueño de la independencia iba en serio. Actualmente, los ingresos fiscales del petróleo van al Gobierno británico, que se encarga de su redistribución. Los nacionalistas consideran que las decisiones económicas tomadas en Londres (como por ejemplo la del aumento en unos 2.273 millones de euros anuales los impuestos de la industria) o la política de tipos de interés, merman el desarrollo económico de Escocia. Pero los expertos no esconden su escepticismo cuando se les plantea una situación financiera de una Escocia independiente. Por otra parte, no hay que obviar que el petróleo se agota. Y aunque Salmond cree en el que mar del Norte tiene su mina de oro, el tope en la producción se alcanzó en 1999 y el petróleo seguirá extrayéndose sólo hasta 2040. Cuando los inversores le manifestaron sus preocupaciones el premier británico David Cameron vio el gran momento para lanzar un ataque que tenía estudiado hace mucho tiempo: si se tiene que hacer un referéndum mejor antes que tarde. La polémica entre los Gobiernos de Londres y Edimburgo aumentó cuando, el pasado lunes, Cameron ofreció a Salmond competencias para celebrar un referéndum vinculante pero en un calendario de 12 a 18 meses -es decir, un año en el que aún coleará el patriotismo británico tras las pomposas celebraciones del 60 aniversario de Isabel II en el trono y los Juegos Olímpicos de este verano- y con un sola pregunta, si Escocia quiere o no permanecer en el Reino Unido. El martes, el ministro británico para Escocia, Michael Moore, presentó ante el Parlamento londinense una propuesta legislativa, que se ha sometido a consulta hasta el 9 de marzo, para transferir poderes temporalmente al Parlamento escocés con ese fin. Londres insiste en que el Parlamento de Escocia no tiene potestad para organizar un referéndum y señala que, sin el necesario cambio constitucional, la consulta no sería más que una encuesta de opinión. "Hay verdaderos problemas legales que deben ser resueltos y espero que todos compartamos el deseo de tener un referéndum legal, justo y decisivo", incidió hoy Moore. Sin embargo, el SNP se mantiene fiel a su promesa electoral de celebrar el plebiscito en la segunda mitad de su mandato -concretamente, en 2014- y asegura que tiene competencias para organizar un referéndum consultivo. El Gobierno de coalición conservador-liberaldemócrata quiere forzar una pronta celebración de la consulta -en un momento en que las encuestas no arrojan un apoyo decisivo a la independencia- con el argumento de que la incertidumbre sobre el futuro de Escocia perjudica la inversión en ese territorio, posición que los nacionalistas califican de oportunista
” (texto do jornalista do El Confidencial,
Á. Martínez, com a devida vénia)

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