“Las encuestas de cara al referéndum de independencia
que se celebrará en Escocia el próximo 18 de septiembre parecen haberse
estabilizado en un escenario que da la victoria al «No» a la secesión, pero con
un número de indecisos suficiente para que nadie pueda cantar victoria todavía.
Según el marcador de la BBC, los defensores de seguir en Reino Unido son el
46%, por un 34% de independentistas. Pero el 20% de indecisos que reflejan
impide sacar conclusiones claras. Y sitúa el argumento del coste de la
independencia en el corazón de la recta final de la campaña.
Esta semana, los dos gobiernos ofrecían estimaciones
opuestas del impacto que la separación de Gran Bretaña tendría para el bolsillo
de los escoceses. Según los cálculos del Tesoro británico, cada escocés se
beneficiará de un «dividendo» anual equivalente a 1.700 euros por persona
durante los próximos 20 años gracias a que, «dentro del Reino Unido, podemos
unificar recursos y compartir los riesgos», según afirmó el miércoles el
liberal escocés Danny Alexander, ministro responsable del Tesoro [puedes
consultar su informe aquí].
Pero el gobierno escocés que preside el nacionalista
Alex Salmond lo ve de otra forma. Según su propio análisis, la secesión
reportaría a cada escocés un «bonus» anual que estiman en 1.200 euros durante
los próximos quince años. En esta batalla crucial por los bolsillos, el
nacionalismo escocés ha buscado siempre asimilar el sueño de una hipotética Escocia
independiente a la prosperidad de países pequeños, ricos y (aparentemente)
felices como Noruega o Dinamarca.
Más próspera que Reino Unido (18) y España (22)
«Escocia es uno de los países más ricos del mundo, más
próspero per capita que Reino Unido, Francia o Japón, pero necesitamos los
poderes de la independencia para asegurarnos de que la riqueza beneficia a
todos los miembros de nuestra sociedad», dijo el miércoles Salmond, durante la
presentación de su informe de coste económico [puedes consultar el documento
íntegro aquí]. El gobierno escocés se basa para esta afirmación en los datos de
riqueza publicados en marzo por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).
Estos sitúan a Escocia como el decimocuarto país más
rico del mundo (si se incluyen los ingresos por el petróleo), por delante del
Reino Unido, en el puesto número 18, o de España, en el 22 [puedes consultar
aquí la tabla]. Pero un estudio de la universidad de Glasgow conocido esta
semana pone en cuestión este dato si se excluye la actividad económica escocesa
que está en realidad en manos de empresas extranjeras. Según los cálculos de
los economistas John McLaren y Jo Armstrong, el nivel de riqueza per cápita de
cada escocés es 5.000 dólares menor que los 39.642 que estima la OCDE.
Los dos economistas de la universidad de Glasgow ya
advertían en su contribución en marzo al debate constitucional al parlamento
escocés que «no existe una fórmula exenta de ambigüedades para medir la
actividad económica escocesa debido al alto nivel de propiedad extranjera (por
ejemplo, en los sectores de la energía o de las bebidas) y a la presencia de
una materia prima cotizada internacionalmente, como el petróleo».
En efecto, entre las empresas con licencias para
extraer crudo del Mar del Norte británico -del que el 84% corresponde a
Escocia-, solo una es escocesa, y apenas extrae 6.000 barriles de crudo del
millón diario que se produce.
Por ello, en lugar del Producto Interior Bruto (que
contabiliza toda la actividad económica) proponen medir la riqueza de Escocia
con el Producto Nacional Bruto (PNB), una medida que suma solo la riqueza que
permanece en el país. De esta forma, la riqueza per cápita cae en unos 2.000
dólares hasta una media de 37.400 dólares. Pero, además, se reduce aún más, en
cerca de 5.000 dólares hasta los 34.600, si se aplica la metodología preferida
por McLaren y Armstrong, según recogía este viernes «The Guardian», que deja
fuera los beneficios y los dividendos obtenidos en Escocia por empresas
extranjeras.
En este sentido, el diario londinense recuerda el alto
nivel de propiedad extranjera en muchas de las industrias clave de la economía
escocesa. «Más del 70% de la producción económica total de Escocia, excluidos
la banca y las finanzas y el sector público, está controlado por sociedades no
escocesas, según datos del gobierno escocés. La cifra para el Reino Unido es el
36%, según la Oficina Nacional de Estadística», recuerda el rotativo.
Las empresas grandes son extranjeras
Así, más del 80% de la industria del whisky escocesa,
que es la principal exportación británica en comidas y bebidas, es de
propriedad extranjera. Casi el 40% pertenece a una sola compañía, Diageo, con
sede en Londres. El whisky es responsable de 10.000 empleos directos y las
exportaciones en 2013 ascendieron a 5.280 millones. En el caso de otro producto
estrella escocés, el salmón, el 80% del que crece en Escocia es también de
propiedad extranjera, en su mayoría de empresas noruegas.
Y el 83% de las empresas escocesas con más de 250
empleados tienen dueños extranjeros (28% en el caso del Reino Unido en su
conjunto), y sus beneficios y dividendos acaban en países terceros. En el caso
de la industria financiera, que supone el 8% del PIB escocés, la gran mayoría
del centenera de grandes empresas que operan en Escocia son de propiedad
extranjera. Los fondos de inversión instalados en Escocia obtienen el 86% de
sus beneficios en operaciones con el resto del Reino Unido.
Los economistas de la universidad de Glasgow no son
los únicos que cuestionan el discurso del gobierno escocés en esta cuestión
crucial, y viaje, de la riqueza de las naciones. Un informe de la entidad
Commerzbank publicado a finales de abril sitúa a una hipotética Escocia
independiente en el puesto 25 del ranking de países más ricos, con el Reino
Unido en la vigésimo tercera posición [puedes consultar aquí la tabla].
«Escocia actualmente se beneficia de las economías de
escala derivadas de formar parte de una unión más grande, y tendría que dedicar
cuantiosos fondos para replicar la infraestructura existente [se se
independiza]», escribía esta semana Peter Dixon, economista en jefe de
Commerzbank en Reino Unido. Los gobiernos británico y escocés discrepaban esta
semana sobre el verdadero coste de crear las 180 nuevas instituciones que requeriría
el nuevo Estado. Londres lo cifra en 3.300 millones, pero un especialista de la
London School of Economics lo reduce a la décima parte.
Aún así, para Dixon, «el gobierno escocés está
subestimando enormemente el coste del divorcio en este sentido», concluye en un
artículo publicado el viernes en el diario gratuito financiero «City A.M.». «La
dominación de las empresas no escocesas, especialmente en industrias clave como
el petróleo del Mar del Norte, los servicios financieros y banca, el whisky y
el salmón, supone que una cantidad significativa de la riqueza de Escocia se
exporta al resto del Reino Unido y el extranjero», afirma.
«The Economist» y «el oráculo de Holyrood»
El semanario «The Economist» se ha sumado también al
debate con un análisis crítico de las promesas de Salmond, a quien definen como
«el oráculo de Holyrood», en referencia a la sede del parlamento escocés, Y se
detienen en una de las variables clave a la hora de determinar el potencial
económico de Escocia: el siempre inestable precio del crudo. Todos los cálculos
del nacionalismo escocés -y su esperanza de eliminar el miedo a empobrecerse
que albergan muchos de los indecisos- se basa en unas previsiones de producción
e ingresos por hidrocarburos consideradas como demasiado optimistas por muchos
expertos.
Así, una fuerte reducción del 41,5% en los ingresos
por el petróleo del Mar del Norte elevó el año pasado el déficit en las cuentas
públicas escocesas hasta el 8,3% del PIB, frente al 5,8% del año anterior,
según los últimos datos oficiales publicados en marzo por el gobierno escocés.
La influyente revista recuerda además a Salmond que algunas de sus predicciones
a corto plazo «parecen dudosas». «Salmond considera que Escocia será capaz de
vender su petróleo a 110 dólares el barril. En comparación, la Oficina de
Responsabilidad Presupuestaria [un organismo independiebnte que vela por el
rigor fiscal en Reino Unido], predice un precio de 97 dólares para el año 2016»
(fonte: ABC, com a devida vénia)