quarta-feira, junho 04, 2014

Escocia no es tan rica como Salmond cree



“Las encuestas de cara al referéndum de independencia que se celebrará en Escocia el próximo 18 de septiembre parecen haberse estabilizado en un escenario que da la victoria al «No» a la secesión, pero con un número de indecisos suficiente para que nadie pueda cantar victoria todavía. Según el marcador de la BBC, los defensores de seguir en Reino Unido son el 46%, por un 34% de independentistas. Pero el 20% de indecisos que reflejan impide sacar conclusiones claras. Y sitúa el argumento del coste de la independencia en el corazón de la recta final de la campaña.

Esta semana, los dos gobiernos ofrecían estimaciones opuestas del impacto que la separación de Gran Bretaña tendría para el bolsillo de los escoceses. Según los cálculos del Tesoro británico, cada escocés se beneficiará de un «dividendo» anual equivalente a 1.700 euros por persona durante los próximos 20 años gracias a que, «dentro del Reino Unido, podemos unificar recursos y compartir los riesgos», según afirmó el miércoles el liberal escocés Danny Alexander, ministro responsable del Tesoro [puedes consultar su informe aquí].

Pero el gobierno escocés que preside el nacionalista Alex Salmond lo ve de otra forma. Según su propio análisis, la secesión reportaría a cada escocés un «bonus» anual que estiman en 1.200 euros durante los próximos quince años. En esta batalla crucial por los bolsillos, el nacionalismo escocés ha buscado siempre asimilar el sueño de una hipotética Escocia independiente a la prosperidad de países pequeños, ricos y (aparentemente) felices como Noruega o Dinamarca.

Más próspera que Reino Unido (18) y España (22)

«Escocia es uno de los países más ricos del mundo, más próspero per capita que Reino Unido, Francia o Japón, pero necesitamos los poderes de la independencia para asegurarnos de que la riqueza beneficia a todos los miembros de nuestra sociedad», dijo el miércoles Salmond, durante la presentación de su informe de coste económico [puedes consultar el documento íntegro aquí]. El gobierno escocés se basa para esta afirmación en los datos de riqueza publicados en marzo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Estos sitúan a Escocia como el decimocuarto país más rico del mundo (si se incluyen los ingresos por el petróleo), por delante del Reino Unido, en el puesto número 18, o de España, en el 22 [puedes consultar aquí la tabla]. Pero un estudio de la universidad de Glasgow conocido esta semana pone en cuestión este dato si se excluye la actividad económica escocesa que está en realidad en manos de empresas extranjeras. Según los cálculos de los economistas John McLaren y Jo Armstrong, el nivel de riqueza per cápita de cada escocés es 5.000 dólares menor que los 39.642 que estima la OCDE.

Los dos economistas de la universidad de Glasgow ya advertían en su contribución en marzo al debate constitucional al parlamento escocés que «no existe una fórmula exenta de ambigüedades para medir la actividad económica escocesa debido al alto nivel de propiedad extranjera (por ejemplo, en los sectores de la energía o de las bebidas) y a la presencia de una materia prima cotizada internacionalmente, como el petróleo».

En efecto, entre las empresas con licencias para extraer crudo del Mar del Norte británico -del que el 84% corresponde a Escocia-, solo una es escocesa, y apenas extrae 6.000 barriles de crudo del millón diario que se produce.

Por ello, en lugar del Producto Interior Bruto (que contabiliza toda la actividad económica) proponen medir la riqueza de Escocia con el Producto Nacional Bruto (PNB), una medida que suma solo la riqueza que permanece en el país. De esta forma, la riqueza per cápita cae en unos 2.000 dólares hasta una media de 37.400 dólares. Pero, además, se reduce aún más, en cerca de 5.000 dólares hasta los 34.600, si se aplica la metodología preferida por McLaren y Armstrong, según recogía este viernes «The Guardian», que deja fuera los beneficios y los dividendos obtenidos en Escocia por empresas extranjeras.

En este sentido, el diario londinense recuerda el alto nivel de propiedad extranjera en muchas de las industrias clave de la economía escocesa. «Más del 70% de la producción económica total de Escocia, excluidos la banca y las finanzas y el sector público, está controlado por sociedades no escocesas, según datos del gobierno escocés. La cifra para el Reino Unido es el 36%, según la Oficina Nacional de Estadística», recuerda el rotativo.

Las empresas grandes son extranjeras

Así, más del 80% de la industria del whisky escocesa, que es la principal exportación británica en comidas y bebidas, es de propriedad extranjera. Casi el 40% pertenece a una sola compañía, Diageo, con sede en Londres. El whisky es responsable de 10.000 empleos directos y las exportaciones en 2013 ascendieron a 5.280 millones. En el caso de otro producto estrella escocés, el salmón, el 80% del que crece en Escocia es también de propiedad extranjera, en su mayoría de empresas noruegas.

Y el 83% de las empresas escocesas con más de 250 empleados tienen dueños extranjeros (28% en el caso del Reino Unido en su conjunto), y sus beneficios y dividendos acaban en países terceros. En el caso de la industria financiera, que supone el 8% del PIB escocés, la gran mayoría del centenera de grandes empresas que operan en Escocia son de propiedad extranjera. Los fondos de inversión instalados en Escocia obtienen el 86% de sus beneficios en operaciones con el resto del Reino Unido.

Los economistas de la universidad de Glasgow no son los únicos que cuestionan el discurso del gobierno escocés en esta cuestión crucial, y viaje, de la riqueza de las naciones. Un informe de la entidad Commerzbank publicado a finales de abril sitúa a una hipotética Escocia independiente en el puesto 25 del ranking de países más ricos, con el Reino Unido en la vigésimo tercera posición [puedes consultar aquí la tabla].

«Escocia actualmente se beneficia de las economías de escala derivadas de formar parte de una unión más grande, y tendría que dedicar cuantiosos fondos para replicar la infraestructura existente [se se independiza]», escribía esta semana Peter Dixon, economista en jefe de Commerzbank en Reino Unido. Los gobiernos británico y escocés discrepaban esta semana sobre el verdadero coste de crear las 180 nuevas instituciones que requeriría el nuevo Estado. Londres lo cifra en 3.300 millones, pero un especialista de la London School of Economics lo reduce a la décima parte.

Aún así, para Dixon, «el gobierno escocés está subestimando enormemente el coste del divorcio en este sentido», concluye en un artículo publicado el viernes en el diario gratuito financiero «City A.M.». «La dominación de las empresas no escocesas, especialmente en industrias clave como el petróleo del Mar del Norte, los servicios financieros y banca, el whisky y el salmón, supone que una cantidad significativa de la riqueza de Escocia se exporta al resto del Reino Unido y el extranjero», afirma.

«The Economist» y «el oráculo de Holyrood»

El semanario «The Economist» se ha sumado también al debate con un análisis crítico de las promesas de Salmond, a quien definen como «el oráculo de Holyrood», en referencia a la sede del parlamento escocés, Y se detienen en una de las variables clave a la hora de determinar el potencial económico de Escocia: el siempre inestable precio del crudo. Todos los cálculos del nacionalismo escocés -y su esperanza de eliminar el miedo a empobrecerse que albergan muchos de los indecisos- se basa en unas previsiones de producción e ingresos por hidrocarburos consideradas como demasiado optimistas por muchos expertos.

Así, una fuerte reducción del 41,5% en los ingresos por el petróleo del Mar del Norte elevó el año pasado el déficit en las cuentas públicas escocesas hasta el 8,3% del PIB, frente al 5,8% del año anterior, según los últimos datos oficiales publicados en marzo por el gobierno escocés. La influyente revista recuerda además a Salmond que algunas de sus predicciones a corto plazo «parecen dudosas». «Salmond considera que Escocia será capaz de vender su petróleo a 110 dólares el barril. En comparación, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria [un organismo independiebnte que vela por el rigor fiscal en Reino Unido], predice un precio de 97 dólares para el año 2016» (fonte: ABC, com a devida vénia)