quarta-feira, agosto 27, 2014

El independentismo escocés se impone en el debate clave antes del referéndum

Segundo o El Confidencial, "Alex Salmond se coronó anoche como el vencedor del segundo y último debate televisado antes del histórico referéndum del próximo 18 de septiembre. Así lo reflejaron las primeras encuestas. Pero haciendo honor a la verdad, el triunfo no se debió a méritos propios, sino al fallo de su rival. Alistair Darling, responsable de la campaña ‘Mejor Juntos’, retó de nuevo al líder nacionalista a explicar qué moneda se utilizaría en caso de una hipotética independencia. La pregunta directa le había servido para dejar KO a su contrincante en el primer cara a cara de hace tres semanas. Y Salmond volvió a quedarse sin respuesta. Pero de forma hábil consiguió darle la vuelta a la tortilla y el laborista acabó admitiendo que nadie les podía quitar la libra. Aunque este se apresuró a explicar que de nada serviría tener la moneda si no se tenía control sobre ella –las decisiones las seguiría tomando el Banco de Inglaterra– sus argumentos cayeron en saco roto, porque el ministro principal escocés se agarró a la primera frase y no la soltó en toda la noche. Tras su pésima actuación a principios de mes, los analistas había advertido de que Salmond se enfrentaba anoche a los 90 minutos más importantes de toda su carrera. El líder independentista tiró de su habitual don de gentes e incluso se retiró del atril para contestar más cerca al público que le hacía las preguntas, pero sus intervenciones distaron mucho de ofrecer argumentos convincentes. En definitiva, fue más la forma que el fondo lo que le llevó a ganar las encuestas realizadas tras un encuentro clave para el plebiscito. Y es que hoy martes comienzan a votar las 700.000 personas que han solicitado mandar su papeleta por correo. Se trata del 16% del electorado.
Según The Guardian, el 71% dio como ganador al nacionalista y sólo el 29% se decantó por Darling. Las escenas en la sala principal del Museo Kelvingrove de Glasgow, una de las atracciones turísticas de la región, fueron cualquier cosa menos cívicas. Los contrincantes gritaron, no respetaron el turno de palabra y Salmond abandonó la faceta tímida (inusual en él) del primer cara a cara para mostrar su lado más agresivo. En este sentido, la cita sirvió para ver el cambio de estrategia nacionalista. Durante los últimos dos años, Salmond ha denunciado el tono negativo de la campaña rival. Sin embargo, ahora es él quien ha abandonado el discurso optimista para centrarse en todos los riesgos a los que se tendrían que enfrentar los escoceses en caso de que finalmente decidan seguir siendo parte del Reino Unido.
El líder del SNP advirtió que se debía votar por la secesión para proteger al Sistema Nacional de Salud (NHS) de la privatización que, a su parecer, tiene lugar al sur de la frontera. El NHS es una de las cuestiones que más preocupa a las mujeres. Son ellas las que engrosan el grupo de indecisos (entre un 14 y 16%) y las que, según los sondeos, son más proclives que los hombres a rechazar la independencia. Tras más de un año de negociaciones, el Ejecutivo de David Cameron implantó en abril de 2013 una nueva regulación sanitaria con el fin de reducir costes. Las nuevas medidas eliminaron las fundaciones que hasta entonces gestionaban el presupuesto y traspasaron esos poderes a los médicos de cabecera en los ambulatorios, que ahora pueden delegar esta responsabilidad a empresas subcontratadas si así lo desean. Darling recordó que, desde 1998, es el Gobierno autonómico quien tiene las competencias de Sanidad y Educación, entre otras; por lo tanto, lo que se había aprobado únicamente para Inglaterra no afectaba en ningún caso a los centros sanitarios de Escocia. El nacionalista también recalcó que en el último curso fiscal se destinaron 10.152 libras por cabeza a los servicios públicos en Escocia, lo que supone 1.623 libras más por persona de lo gastado en Inglaterra. Sacar a la palestra el debate del NHS era una jugada con trampa para Darling, ya que sus colegas laboristas en Westminster han sido especialmente críticos con la reforma sanitaria de Cameron. Los dos partidos mayoritarios –junto a los liberales demócratas– han dejado sus diferencias a un lado para hacer campaña a favor de la unión. Pero también es cierto que una proporción significativa de los votantes laboristas escoceses (alrededor del 37%) están a favor de la independencia. Así que Darling tampoco podía deshacerse en elogios con los planes tories, dada la ambición de su partido para derrocar al SNP en las próximas elecciones de Escocia en 2016. El petróleo fue otro de los grandes protagonistas de la noche. Ian Word, una de las figuras más influyentes en la industria, acusó la semana pasada al Gobierno autonómico de exagerar las reservas de crudo del Mar del Norte hasta en un 60 por ciento. Sugirió que la Administración también había sobreestimado los ingresos del oro negro para los próximos cinco años hasta en dos mil millones de libras por año, es decir, 370 libras por persona, lo que plantea serias preguntas acerca de los planes de gasto público que Salmond quiere implantar después de una hipotética secesión. Utilizando las estimaciones de Wood, Darling sugirió que una Escocia independiente se enfrenta a un aumento del 10 por ciento de la tasa básica del impuesto sobre la renta o a unos recortes del 5 por ciento en el gasto público. Ahora habrá que esperar cómo se reflejan en las encuestas todos estos argumentos. De momento, los últimos sondeos dan una ventaja de 14 puntos a la unión".