domingo, setembro 21, 2014

História: "Británicos y americanos cruzan el Rin alcanzando el corazón de Alemania"

"La patrulla del teniente Albert Kotzbue se encontró con un ji­nete soviético que los invitó a seguirle hasta Strehla, a las orillas del Elba. Allí, apenas pasado el mediodía, el oficial estadounidense se encontra­ba con el teniente coronel del Ejérci­to Rojo Alexander Gardiev... El histó­rico momento había llegado: el 25 de abril de 1945, los aliados se encontra­ban por fin a las orillas del Elba. Pero para alcanzar este río, los alia­dos occidentales tuvieron antes que cruzar uno mucho mejor defendido y cargado de enorme simbolismo: el Rin, algo más que un obstáculo físico.Su inviolabilidad era poco menos que la de la propia Alemania, la última ba­rrera antes de penetrar en el corazón del Reich. Planteado el ataque como una operación en dos fases, una pri­mera de aproximación y otra segunda de cruce, la ofensiva de Eisenhower se reanudó tan pronto como fue neutrali­zado el ataque de los alemanes en las Ardenas. Las operaciones de aproxi­mación —Veritable, Grenade, Lumber­jack…— son un éxito, tanto en el sector de Montgomery como en el de Omar Bradley. Las defensas del Muro Oeste (Línea Sigfrido) son rotas, tomándo­se Colonia y Bonn y alcanzándose el Rin a primeros de marzo de 1945. Pero todos los puentes sobre el río habían sido volados… Todos menos uno.
Remagen
El 7 de marzo, una patrulla estadounidense perteneciente a la 9ª División Acorazada encuentra intacto el puente Ludendorff, en Remagen, y establece una sólida posición al otro lado del Rin contra la que se estrellan los contraataques alemanes…Hitler monta en cólera y destituye al ma­riscal Von Rundstedt al mando de la Wehrmacht en el Frente Oeste. Mien­tras se consolida la cabeza de puente en Remagen, el III Ejército de Patton, en una operación relámpago, y tras arrasar las posiciones germanas en el Sarre y Palatinado, cruza poco des­pués el río más al sur, en las proximi­dades de Oppenheim. Y sólo un par de días más tarde, el 24 de marzo, las tropas bajo el mando de Montgomery inician la operación Plunder y atravie­san el Rin por el norte, en los alrede­dores de Wessel, mientras un nuevo asalto aerotransportado —Operación Varsity— proporciona la cobertura a las operaciones. El cruce del Rin rea­viva la polémica y la rivalidad entre las fuerzas comandadas por Montgomery y las dirigidas por Omar Bradley. Los estadounidenses han cruzado el río sin mayores dificultades en una se­rie de golpes de mano que contrastan con el gigantesco operativo puesto en marcha por los británicos. Polémicas y rivalidades aparte, el cruce del Rin es, sin embargo, un completo éxito. Las fuerzas británicas avanzan por el norte de Alemania, ocupando Hanno­ver y conquistando Hamburgo, hasta alcanzar la costa báltica en Lübeck. La Wehrmacht se disuelve, aunque toda­vía se libran duros enfrenamientos con tropas fanáticas, pero los alemanes es­tán en realidad más concentrados en oponerse a la marea soviética que en resistir a los aliados occidentales.
Victoria
Los estadounidenses salen de la cabeza de puente de Remagen y, tras vencer la postrera resistencia enemiga en torno a Paderborn, giran al norte para completar el cerco a las fuerzas germanas. La Bolsa del Ruhr sella el destino del ejército alemán en el Oeste. Cientos de miles de soldados son hechos prisioneros. Mientras, Patton se introduce profundamente en el Reich, penetrando hasta el Elba (línea establecida como máximo avan­ce) y llegando a Pilsen en Bohemia. La victoria en el Oeste es total. El 2 de mayo de 1945 había ter­minado la Batalla de Berlín, coinci­diendo con la rendición de las fuer­zas alemanas en Italia. En las ho­ras siguientes se rendirían tam­bién las de Holanda y Dinamarca. El 7, en Reims, tras dos jornadas de duras negociaciones con Montgo­mery y luego con representantes de Eisenhower, el mariscal Jodl, en nombre de las fuerzas armadas ale­manas, bajo la autoridad del almi­rante Dönitz tras la muerte de Hit­ler, se rendía incondicionalmen­te a los aliados. Los soviéticos, sin embargo, exigieron que se repitie­se la capitulación en Berlín, lo cual se hizo al día siguiente, 8 de mayo, un poco antes de la medianoche. La guerra en Europa había terminado. Como era conocido por sus tropas debido a su tenacidad en combate, fue uno de los más excepcionales mandos del ejército alemán. Heinrici había destacado en la campaña de Francia (1940) y en la Operación Barbarroja. Pero, sobre todo, resultó ser el mejor general de que dispuso Alemania en los momentos finales, cuando se jugaba la supervivencia del Reich. A medida que la guerra cambiaba de signo, se significó como un experto en lucha defensiva, dando muestras de ello en Hungría y, sobre todo, al mando del Grupo de Ejércitos Vístula en la Batalla de los Altos de Seelow. A pesar de su valía, fue apartado del mando tras enfrentarse con Keitel y Hitler por la conducción de la guerra en medio de la Batalla de Berlín" (texto do ABC, com a devida vénia)