Li no La Vanguardia que “los militares estadounidenses no se lo podían creer. Cuando
llamaron por radio a los pilotos de los Emiratos Árabes Unidos, que por primera
vez participaban en los bombardeos contra el Estado Islámico, para preguntarles
si necesitaban combustible, desde el caza árabe respondió ¡una mujer!
"Cuando oyeron una voz femenina al otro lado se quedaron callados, hubo
veinte segundos de silencio", ha explicado el embajador emiratí en
Washington. Se llama Mariam al Mansuri, tiene 35 años, es la primera piloto de
combate de los Emiratos y fue la comandante al frente de la escuadrilla de F-16
que la madrugada del martes castigó al EI, un grupo radical que obliga a las
mujeres a cubrirse el rostro, les prohíbe ir solas por la calle, trabajar o ir
a la escuela, y las somete a matrimonios forzados con sus barbudos combatientes. Una mujer vengadora, una superheroína que
castiga a los opresores. Es una imagen poderosa y ha entusiasmado a las redes
sociales. "¡Toma ya, terroristas machistas!", "Pelea como una
niña", "Orgullosa de ti, Mariam", "Hola EI, os ha
bombardeado una mujer. Buenos días", borboteaba Twitter. La fotografía de
la comandante Al Mansuri, que lleva el cabello cubierto, circulaba sin parar. El
embajador emiratí en EE.UU., Yusef al Otaiba, fue el encargado de confirmar la
noticia, en un programa de la cadena NBC, en el que defendió la participación
en la ofensiva contra el EI de los países árabes "moderados"
(Bahréin, Jordania, Arabia Saudí, Qatar y EAU). "¿Quieres un modelo de
sociedad que permite a las mujeres ser ministras del gobierno, pilotos,
empresarias, artistas...? ¿O quieres una sociedad en la que, si una mujer no se
cubre en público, se la azota, se le dan latigazos o se la viola? Al final es
de esto de lo que se trata", dijo. Los yihadistas, que ya han tenido que
soportar que los peshmergas kurdos les combatan con unidades de mujeres en
pantalón, recogieron el guante. "No hay que olvidar la cara de un
criminal. Grabadla en vuestra memoria hasta que sea castigada", amenazó un
seguidor del EI en Twitter. A Mariam al Mansuri todavía no se la ha oído opinar
sobre su primera gran misión. En una entrevista que le hizo hace unos meses la
CNN, explicó que soñaba con servir a su país y ser piloto de combate desde
adolescente, pero que al acabar el instituto -con notas sobresalientes- no tuvo
más remedio que posponer su ilusión y esperar diez años a que el ejército abriera
sus puertas a la mujer. Nacida en Abu Dabi y licenciada en Literatura Inglesa,
en el 2007 se graduó en la Academia de las Fuerzas Aéreas Jalifa bin Zayed y se
convirtió en una de las tres primeras aviadoras en los Emiratos. "Supongo
que he tenido que soportar los mismos prejuicios que cualquier mujer que entra
en un sector dominado por los hombres. Tengo que demostrar no sólo que soy
capaz sino que soy mejor, porque hay mucha atención sobre mí", declaró. Es
todo un mensaje que los Emiratos hayan puesto a una mujer al frente de la
primera misión contra el EI. Un mensaje a los yihadistas, pero también al
mundo, una forma de contraponer dos nociones de sociedad islámica. "El EI
impone un estricto código de vestimenta a mujeres y niñas, las casa a su
antojo, las quiere confinadas en el espacio doméstico. Y hace propaganda de
ello, se enorgullece, porque esta es su idea de cómo debería ser un estado
islámico. En frente, los países árabes unidos contra el EI, insisten en que
esto no es el islam verdadero", dice Rothna Begum, de Human Rights Watch. En
los últimos años, los EAU han hecho indudables avances en derechos femeninos.
Begum señala el alto número de universitarias, la presencia en el ámbito
laboral o la entrada de mujeres en su peculiar cámara legislativa. Pero la ley
aún las discrimina. En el divorcio, custodia de hijos o herencias. Ni policía
ni jueces suelen tomarse en serio las denuncias de violencia doméstica (una
mujer fue condenada por dañar la propiedad del marido al romper una mesa en una
paliza). La ley contra el adulterio se ceba en ellas, lo que las disuade de
denunciar a sus violadores. Y el látigo no es sólo cosa del EI. Aunque las
penas no se ejecuten, las adúlteras son sentenciadas a latigazos”