segunda-feira, setembro 29, 2014

Una piloto en los cazas de Emiratos Árabes



Li no La Vanguardia que “los militares estadounidenses no se lo podían creer. Cuando llamaron por radio a los pilotos de los Emiratos Árabes Unidos, que por primera vez participaban en los bombardeos contra el Estado Islámico, para preguntarles si necesitaban combustible, desde el caza árabe respondió ¡una mujer! "Cuando oyeron una voz femenina al otro lado se quedaron callados, hubo veinte segundos de silencio", ha explicado el embajador emiratí en Washington. Se llama Mariam al Mansuri, tiene 35 años, es la primera piloto de combate de los Emiratos y fue la comandante al frente de la escuadrilla de F-16 que la madrugada del martes castigó al EI, un grupo radical que obliga a las mujeres a cubrirse el rostro, les prohíbe ir solas por la calle, trabajar o ir a la escuela, y las somete a matrimonios forzados con sus barbudos combatientes.  Una mujer vengadora, una superheroína que castiga a los opresores. Es una imagen poderosa y ha entusiasmado a las redes sociales. "¡Toma ya, terroristas machistas!", "Pelea como una niña", "Orgullosa de ti, Mariam", "Hola EI, os ha bombardeado una mujer. Buenos días", borboteaba Twitter. La fotografía de la comandante Al Mansuri, que lleva el cabello cubierto, circulaba sin parar. El embajador emiratí en EE.UU., Yusef al Otaiba, fue el encargado de confirmar la noticia, en un programa de la cadena NBC, en el que defendió la participación en la ofensiva contra el EI de los países árabes "moderados" (Bahréin, Jordania, Arabia Saudí, Qatar y EAU). "¿Quieres un modelo de sociedad que permite a las mujeres ser ministras del gobierno, pilotos, empresarias, artistas...? ¿O quieres una sociedad en la que, si una mujer no se cubre en público, se la azota, se le dan latigazos o se la viola? Al final es de esto de lo que se trata", dijo. Los yihadistas, que ya han tenido que soportar que los peshmergas kurdos les combatan con unidades de mujeres en pantalón, recogieron el guante. "No hay que olvidar la cara de un criminal. Grabadla en vuestra memoria hasta que sea castigada", amenazó un seguidor del EI en Twitter. A Mariam al Mansuri todavía no se la ha oído opinar sobre su primera gran misión. En una entrevista que le hizo hace unos meses la CNN, explicó que soñaba con servir a su país y ser piloto de combate desde adolescente, pero que al acabar el instituto -con notas sobresalientes- no tuvo más remedio que posponer su ilusión y esperar diez años a que el ejército abriera sus puertas a la mujer. Nacida en Abu Dabi y licenciada en Literatura Inglesa, en el 2007 se graduó en la Academia de las Fuerzas Aéreas Jalifa bin Zayed y se convirtió en una de las tres primeras aviadoras en los Emiratos. "Supongo que he tenido que soportar los mismos prejuicios que cualquier mujer que entra en un sector dominado por los hombres. Tengo que demostrar no sólo que soy capaz sino que soy mejor, porque hay mucha atención sobre mí", declaró. Es todo un mensaje que los Emiratos hayan puesto a una mujer al frente de la primera misión contra el EI. Un mensaje a los yihadistas, pero también al mundo, una forma de contraponer dos nociones de sociedad islámica. "El EI impone un estricto código de vestimenta a mujeres y niñas, las casa a su antojo, las quiere confinadas en el espacio doméstico. Y hace propaganda de ello, se enorgullece, porque esta es su idea de cómo debería ser un estado islámico. En frente, los países árabes unidos contra el EI, insisten en que esto no es el islam verdadero", dice Rothna Begum, de Human Rights Watch. En los últimos años, los EAU han hecho indudables avances en derechos femeninos. Begum señala el alto número de universitarias, la presencia en el ámbito laboral o la entrada de mujeres en su peculiar cámara legislativa. Pero la ley aún las discrimina. En el divorcio, custodia de hijos o herencias. Ni policía ni jueces suelen tomarse en serio las denuncias de violencia doméstica (una mujer fue condenada por dañar la propiedad del marido al romper una mesa en una paliza). La ley contra el adulterio se ceba en ellas, lo que las disuade de denunciar a sus violadores. Y el látigo no es sólo cosa del EI. Aunque las penas no se ejecuten, las adúlteras son sentenciadas a latigazos”