quarta-feira, fevereiro 29, 2012

Espanha: autonomías disparam o déficit de 2011 mais do que as piores previsões...

Segundo o jornalista do El Pais, Alejandro Bolaños, “no habíamos exagerado, la situación es la que es”. Ese fue el preámbulo del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al balance contable de la Administración en 2011, que arroja un déficit público equivalente al 8,51% del PIB. Respecto al cierre de 2010 (un déficit del 9,3%) el resultado de los sucesivos anuncios de austeridad presupuestaria es escaso. Sobre lo que se había pactado con la Comisión Europea —dejar el saldo negativo en el 6%—, el resultado es desastroso, pues la reducción del déficit es una cuarta parte de la prevista. Y tiene consecuencias: si Bruselas no afloja, y el Gobierno acata, llegar a la meta presupuestaria trazada para este año abocaría a un ajuste de 44.000 millones de euros. Hasta las elecciones generales del 20 de noviembre, el Gobierno socialista defendió que era posible cerrar las cuentas públicas cerca del 6% del PIB pactado, pese a que los datos de las comunidades autónomas y de la Seguridad Social empezaban ya entonces a contar otra historia. Al poco tiempo de llegar a La Moncloa, el Ejecutivo de Mariano Rajoy pregonó que la situación presupuestaria era mucho peor, que el déficit público rondaría el 8% del PIB. Y, sin esperar a los primeros datos oficiales, con apenas una semana en el Gobierno, aprobó recortes de gasto y subidas de impuestos que valoró en 15.000 millones. Montoro detalló este lunes en conferencia de prensa las cifras en las que el Gobierno se escudó, hace dos meses, para aprobar aquel primer paquete de medidas. El tiempo transcurrido desde la primera estimación realizada por Rajoy, a principios de enero, y este primer balance, hecho con más datos, solo ha servido para constatar que el cierre presupuestario es incluso un poco peor. A mediados de enero, el Gobierno contaba con acabar el ejercicio de 2011 con un déficit del 8,3%. En unas semanas se han sumado más de 2.000 millones, para llegar al 8,5% del PIB. La presentación de estos datos era la condición previa que había puesto el comisario europeo Olli Rehn, antes de abordar el debate de si hay que suavizar los objetivos de ajuste presupuestario, ahora que vuelve la recesión. El Gobierno no oculta que desearía que Bruselas aceptara un objetivo de déficit menos exigente que el 4,4% fijado para este año. Y Rehn se ha mostrado dispuesto a trabajar en esa línea, una vez que la propia Comisión Europea admite que la senda de ajuste se trazó con un escenario económico totalmente distinto. El asunto protagonizó buena parte de la conferencia de prensa, que Montoro convirtió a partir de ahí en una partida de ping pong. “Hoy venimos aquí a suministrar unos datos, a hacer un ejercicio de transparencia, no me voy a mover un milímetro de ahí”, avisó el ministro. Y cuando se le insistió en si el Gobierno piensa cumplir con el objetivo del 4,4% hasta que Bruselas no diga lo contrario, espetó: “No puedo informarles de lo que no sé”. Y eso que Hacienda debe elaborar los Presupuestos de 2012 en apenas unas semanas. Montoro sí se explayó en la crítica a las informaciones que apuntaban a que algunos funcionarios de la Comisión sospechaban de que el Gobierno estaba hinchando las cifras. “Es lamentable, no saben de lo que hablan, la calidad de la estadística española es de primera división”, afirmó. Si la Comisión Europea no da su brazo a torcer, el ajuste planteado, de 44.000 millones, es inédito, al menos en la historia reciente. La Administración central es la que tiene más trabajo hecho. Debería recortar gastos o aumentar ingresos por 20.400 millones (lo que va de pasar del 5,1% al 3,2% de déficit). Si se tiene en cuenta el primer paquete de medidas, ya habría hecho un ajuste de 13.000 millones (entonces se incluyeron más de 2.000 millones en créditos, que no computan). A esos 7.400 millones pendientes, la Administración central debería sumar algunos miles más para compensar el predecible desvío en las cuentas de la Seguridad Social, a la que estas desfasadas previsiones asignan más de 4.000 millones de superávit este año. Donde el ajuste es más complicado es en las comunidades autónomas: para pasar del 2,94% de déficit de este año al 1,3% que se les asigna en los planes pactados con Bruselas para 2012, el ajuste debería rondar los 17.600 millones. Los resultados de los tres últimos ejercicios, donde los ajustes autonómicos han sido mínimos, subrayan la dificultad de este empeño.
Dos tercios del desvío se deben a las comunidades
A las comunidades autónomas corresponden casi dos tercios de los 26.900 millones en los que se desvió el Estado español en las cuentas de 2011 respecto a lo que había pactado con Bruselas. Y también este desvío de última hora que ha empujado el déficit del 8,3% al 8,5% en apenas mes y medio. Pese a todo, Cristóbal Montoro se mostró conciliador. “No hemos venido aquí a señalar a nadie, todos somos responsables”, adujo. Tiene razones de peso: la inmensa mayoría de las comunidades están gobernadas ahora por el PP. De 2010 a 2011, las comunidades fueron incapaces de reducir el déficit, que en ambos ejercicios quedó anclado en el 2,94% del PIB. Es el único nivel de la Administración que no contribuyó en algo al mínimo ajuste logrado el ejercicio pasado. Un dato que revela varias cosas a la vez: la inoperancia de las medidas adoptadas por el Gobierno anterior para disciplinar a las autonomías o la dificultad de reducir gasto cuando lo que se gestiona es sanidad y educación. Hay además otro factor determinante: desde el principio, el Ejecutivo del PP ha dado por hecho que habría una apreciable desviación presupuestaria, lo que ha dado incentivos a las comunidades para contabilizar esta vez todas las facturas correspondientes a 2011 en el ejercicio del año pasado, y no pasar parte de los gastos a ejercicios posteriores. Al cierre presupuestario, la Comunidad de Madrid (PP) vuelve a ser, como en 2010, la única que cumple con el objetivo de déficit (1,13% frente al 1,3% exigido) y Castilla-La Mancha (PP) es, otra vez, la que arroja el mayor desequilibrio (7,3%), aunque no tan exagerado como el que llegó a anunciar el nuevo Ejecutivo de María Dolores de Cospedal. Montoro eludió las críticas a las comunidades, pero no al Gobierno anterior. “Si quiere a un responsable, mire hacia los que estaban en esta casa en 2011”, dijo en la sede del Ministerio de Hacienda. En la misma línea se expresó el ministro de Economía, Luis de Guindos. “Ha habido una desviación significativa, porque el año pasado no se hizo el esfuerzo que se debería de haber realizado”, afirmó en Nueva York”.

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