segunda-feira, novembro 11, 2013

Jornalismo: "Los cazadores cazados"

Escreve a jornalista do El Pais, BARBARA CELIS que "la afilada ironía de la historia tiene uno de sus mejores ejemplos en el juicio por las escuchas ilegales del dominical News of the World, que arrancó en Londres hace ya dos semanas. Desde que fuera adquirido por el magnate de la comunicación Rupert Murdoch en los años ochenta, el tabloide se dedicó a airear la vida privada de políticos y celebridades británicas. En el siglo XXI y bajo la dirección de Rebekah Brooks primero y Andy Coulson después, no hubo reparos en pinchar los teléfonos de más de 600 personalidades, según la policía, para conseguir información confidencial y vender más que todos sus competidores. Ahora, con la publicación clausurada desde 2011 tras aquel escándalo de consecuencias explosivas -90 arrestados, 16 acusados, nueva normativa para la prensa británica, dimisiones políticas- y que de momento ha sentado en el banquillo a ocho personas, -en primer término Brooks, que llegó a ser mano derecha de Murdoch, y a Coulson, que tras pasar por el periódico se convirtió en jefe de prensa del primer ministro David Cameron y tuvo que dimitir por el escándalo- el juicio se ha convertido a su vez en la carne que alimenta la voracidad del resto de la prensa británica. Es el caso del cazador cazado.
Y aún queda mucha carne para quemar en las brasas de la información puesto que está previsto que el primero de los cuatro juicios programados dure como mínimo hasta el próximo abril. Desde hace dos semanas y por lo menos hasta Navidad la fiscalía presenta sus pruebas y sus testigos contra los ocho primeros procesados, que además de Brooks y Coulson, acusados de conspiración, de instigación al soborno de funcionarios públicos y de obstrucción a la justicia, incluyen a otros tres periodistas, al marido de Brooks y a la asistente de esta. Todos proclaman su inocencia.
Durante la vista preliminar, el fiscal informó de que otros tres redactores de la publicación –Neville Turlbeck, Greg Miskiw y James Weatherup- se habían declarado culpables de haber pinchado los teléfonos de cientos de personalidades, algo que desmonta la posición oficial de News International, editora del difunto tabloide, que sostenía que solo uno de sus reporteros, Clive Goodman, había pinchado teléfonos ilegalmente y que ni Brooks ni Coulson conocían esa práctica. Tanto él como Glenn Mulcaire, detective privado, ya fueron procesados y sentenciados en 2007 por pinchar el teléfono del príncipe Enrique, pero tras la investigación que acabó con el cierre del periódico en 2011 han vuelto a sentarse en el banquillo.
El fiscal ha utilizado esta semana las transcripciones de las notas de Mulcaire y de Miskiw y las grabaciones de mensajes que custodiaba Mulcaire para explicar la persecución a la que fue sometido el entrenador de la selección nacional británica de fútbol Sven Goran Eriksson. Su teléfono fue hackeado durante cuatro años y todo lo que escucharon los reporteros se utilizó para mermar la imagen de un entrenador que finalmente fue forzado a dimitir, superado por los escándalos relacionados con su vida privada. Uno de los descubrimientos de la publicación, su lío de faldas con una secretaria de la Asociación de Fútbol, le valió incluso el premio de Periódico del año 2004-2005.
Hasta ahora todo lo que se ha dicho en la sala procede de transcripciones de declaraciones hechas por víctimas o arrestados. Aún no se ha entrado en la fase que promete ser más jugosa: la de escuchar a los ocho acusados ser interrogados por el fiscal, o la de ver desfilar por el juicio a celebridades como Hugh Grant, Jude Law, Sienna Miller o muchos de los que fueron víctimas de las prácticas ilegales de News of the World. Sí han declarado los policías relacionados con el caso de Milly Dowler, la niña de 13 años que desapareció en 2002 y cuyo teléfono también fue hackeado. Según declaró la policía, Stuart Kuttner (uno de los acusados) les informó personalmente de una llamada dejada en el buzón de voz de la niña sobre una posible entrevista de trabajo, algo curioso, teniendo en cuenta que Kuttner se declara inocente de estar relacionado con los pinchazos telefónicos. Fue aquella llamada el principio de la madeja de la que se tiró y que llevó al descalabro del periódico.
Durante las vistas también se ha leído la transcripción de un mensaje que el príncipe Enrique le dejó a su asistente, Lowder-Pinkerton, pidiéndole ayuda para escribir un ensayo para la Universidad. El mensaje nunca llegó a publicarse, pero Clive Goodman discutió la posibilidad de hacerlo con Andy Coulson, según revelan unos emails presentados por la fiscalía y recuperados del ordenador de Goodman.
Brooks y Coulson, además, fueron amantes entre 1998 y 2004, según informó la fiscalía en uno de los arranques más espectaculares que ha tenido un juicio. Si compartían la cama también compartirían los secretos innombrables de su trabajo, alega la acusación.
Mientras todo esto ocurría en Londres, Rupert Murdoch, ajeno a los vaivenes de sus exempleados, dictaba conferencias en Australia sobre lo importante que es la inmigración para la economía australiana, se apuntaba a la celebración del 95 cumpleaños del televangelista más célebre de Estados Unidos, Billy Graham y hacía apología del fracking vía Twitter. Como si el juicio más sonado de los últimos años no fuera con él. Lo único que ha declarado en torno al tema fue el pasado 13 de octubre, también a través de su Twitter: “En dos semanas empiezan grandes juicios a la prensa en Londres. Recuerden: todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. En casi todos los países hay derecho a un juicio justo”.