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sábado, maio 24, 2025

Holanda: a bela Ultrecht




Com canais charmosos, ciclovias, arquitetura típica holandesa e um ritmo de vida mais tranquilo, Utrecht tem se destacado como destino alternativo para quem quer viver a essência dos Países Baixos sem a agitação da capital. Localizada a apenas 40 minutos de trem de Amsterdã, a cidade combina história, beleza e atmosfera acolhedora em qualquer estação do ano. Durante a primavera e o verão, parques e cafés ao ar livre se tornam ainda mais vibrantes. No outono, tons dourados colorem as ruas como um cenário de filme. E no inverno, Utrecht pode se transformar em um verdadeiro cartão-postal europeu coberto de neve. Menos turistas, custos mais atrativos e muita autenticidade: Utrecht é um convite ao encantamento (fonte: Facebook, Canal IN)

sábado, abril 20, 2024

Amesterdão está cada vez mais farta de turistas. Agora proibiu novos hotéis

Esta é a mais recente de uma série de medidas adoptadas pela capital holandesa para atenuar o problema do turismo excessivo na cidade. Amesterdão, nos Países Baixos, vai deixar de permitir a construção de novos hotéis, como parte da sua luta contra o turismo de massas, informou o governo local na quarta-feira."Queremos tornar e manter a cidade habitável para residentes e visitantes. Isto significa: nada de turismo excessivo, nada de novos hotéis e nada mais do que 20 milhões de dormidas de turistas por ano", declarou em comunicado. Um novo hotel em Amesterdão só pode ser construído se outro hotel fechar, se o número de lugares para dormir não aumentar e se o novo hotel for melhor - por exemplo, mais sustentável. No entanto, a regra não se aplica a novos hotéis que já tenham obtido uma licença.

A cidade tem tentado ativamente limitar o número de turistas, que ascende a milhões por ano, sobretudo desencorajando o turismo sexual e o turismo relacionado com a droga no bairro da luz vermelha. Esta é a mais recente de uma série de medidas adoptadas pela capital holandesa para atenuar o problema do turismo excessivo na cidade. No ano passado, a autarquia de Amesterdão votou a proibição de navios de cruzeiro e o encerramento do seu terminal.

A cidade também proibiu o consumo de canábis nas ruas do red light district e acabou com as visitas guiadas que passavam pelas montras das prostitutas. De acordo com uma lei de 2021, denominada "Turismo de Amesterdão em equilíbrio", o conselho municipal é "obrigado a intervir" quando os números do turismo atingem 18 milhões de pessoas (CNN-Portugal)

quarta-feira, abril 22, 2020

Vistas do céu, as estufas de LED dos Países Baixos parecem obras de arte

Pelos olhos de um pássaro vemos melhor o impacto que temos no planeta. E Tom Hegen sabe disso melhor do que ninguém. O fotógrafo e designer alemão dedica-se a fotografia aérea para demonstrar como a presença humana influencia a paisagem (e não só) de diferentes locais. Recentemente, lançou a The Greenhouse Series, uma série que quer chamar a atenção para a dificuldade crescente de alimentar uma população que não pára de crescer.  As fotografias retratam o vasto número de estufas alimentadas a LED espalhadas pelos Países Baixos. "Investigadores holandeses estão a testar uma forma de alimentar mais pessoas utilizando menos terrenos, produzindo colheitas dentro de estufas", explica Tom Hegen, num comunicado enviado ao P3.

domingo, janeiro 29, 2017

O vídeo (genial) com que a Holanda quer conquistar Donald Trump

Já é viral. E não é difícil perceber porquê. “Querido Presidente, nós percebemos perfeitamente que a América vai estar sempre em primeiro lugar, mas será que a Holanda pode vir em segundo?”

segunda-feira, setembro 23, 2013

Holanda se prepara para pasar del bienestar a la solidaridad ciudadana

Segundo o El Pais num texto da jornalista Isabel Ferrer, "Femke tiene 78 años, padece diabetes y dos de sus mayores problemas asociados: hipertensión y limitaciones funcionales porque no camina bien. Vive sola en el norte de Holanda, recibe una pensión estatal y es ayudada en su aseo personal, comida, limpieza de la casa y paseos por una asistenta especializada pagada por la sanidad pública. Femke, que no quiere dar más datos privados, forma parte del segmento de población necesitado de cuidados de larga duración, que serán recortados en la nueva sociedad surgida de la crisis. Basada en la solidaridad y la iniciativa privada, cuenta con las familias para hacerse cargo de sus mayores y dependientes. De los ayuntamientos y los propios vecinos, espera a su vez que regulen servicios antes generales. En suma, un modelo social con menos subsidios y ayudas más costosas, en lugar del Estado de bienestar levantado durante los últimos sesenta años.
La transición no será fácil
El Gobierno de centro izquierda tendrá que pactar con la oposición para sacar adelante un ajuste (6.000 millones de euros añadidos a los 46.000 millones aprobados desde 2010) que afectará sobre todo a los pensionistas, y reducirá las subvenciones para familias con niños pequeños. Estas últimas varían en función de los ingresos y el número de hijos, y facilitan el pago de las guarderías. Pero la mayor revolución no será contable. Hasta que la recesión y el paro asomaron con fuerza, el Estado ha gestionado la protección social de forma generosa (los subsidios abarcan a la prole menor de edad, residente en el extranjero, de los padres inmigrantes asentados en Holanda). A cambio de pagar sus seguros e impuestos, el contribuyente lo tiene todo regulado.
Es lo que Sadik Harchaoui, presidente del Consejo para el Desarrollo Social, órgano asesor del Gobierno, denomina "solidaridad indirecta". "Al estar todo cubierto, ha subido el estándar de vida y la sensación de felicidad. Pero este sistema es anónimo y ha generado a su vez individualismo. Ha erosionado el papel de los ciudadanos en la sociedad. Porque la solidaridad directa, la del apoyo mutuo, tiene un fuerte componente emocional. Ahora que ya no hay dinero público como antes, el Ejecutivo apela justamente a la solidaridad directa", dice. Con parientes lejanos, Femke no sabe qué será de ella. ¿Perderá la asistenta que le ayuda a moverse para evitar problemas circulatorios? ¿Irá menos horas a la semana, o será un grupo de vecinas, con o sin apoyo municipal, el que se cubra sus necesidades? Ella entiende que la crisis manda, pero pregunta quién pagará por los servicios.
"El Estado ha gestionado el bienestar en las últimas décadas y su obligación era evitar las diferencias. Las iniciativas cívicas no son nuevas, pero en cuanto entren en juego fondos privados y locales, puede haber desigualdades. Y los holandeses no están acostumbrados a ello. Por eso es fundamental organizar bien el cambio de mentalidad propuesto. Pasar de recibir un subsidio, sin más, a la solidaridad directa, no es fácil", añade Harchaoui. Wim y Mariette Brugge, ambos de 36 años, con dos niños de cuatro y dos años, son el prototipo de ciudadano capaz de adaptarse al nuevo orden. Su generación ha ejercido con naturalidad la solidaridad del voluntariado y las campañas humanitarias, buen dato. Sus dudas, sin embargo, son parecidas a las de Femke. Tenían a los dos pequeños en la guardería tres días, y ahora solo va el mayor. Sus padres viven en otra región, y Mariette, que trabaja en una tienda de modas, ha visto reducida su jornada a los fines de semana por la crisis. Wim es taxista sin coche propio y el domingo no circula, así que una vecina se ocupa el sábado de los niños. "Es un momento de incertidumbre. Han subido el precio de la guardería porque hay menos niños. Ya veremos qué pasa", dicen, desde el comedor de su piso en Haarlem.
"Todos sabemos que hay que recortar gastos sociales. Cómo lograrlo es otra cosa", asegura Paul Schnabel, sociólogo y exdirector de la Oficina Central de Planificación económica, asesora por excelencia del Gobierno. "Este Gabinete es poco popular, pero a gran parte de la oposición no le conviene que caiga. Quedaría todo en manos de los que suben ahora: la derecha (del líder xenófobo) Geert Wilders, el socialismo radical y el partido de los pensionistas. Ninguno está capacitado para gobernar", afirma. Schnabel subraya la importancia del Estado de bienestar y el rechazo que genera su merma, pero recuerda que "el PIB no sube, la recesión se alarga ya cinco años, y no hay dinero para pagar; la gente tendrá que adaptarse". Harchaoui está de acuerdo, aunque intenta suavizar el golpe en la despedida: "Si el Estado traslada sus tareas de protección social a los particulares, tal vez podrían bajarse algo los impuestos", sugiere".

quinta-feira, setembro 19, 2013

Holanda diz adeus ao Estado social e entra no século XXI

Segundo o jornalista do Jornal I, António Ribeiro Ferreira, "a boa ou má nova foi dada esta semana aos holandeses pelo novo rei Guilherme no parlamento. O Estado social acabou. A sociedade do bem-estar da segunda metade do século xx vai ser substituída pela "sociedade participativa", como frisou o monarca no discurso de abertura do ano político. Guilherme, como é tradição das monarquias, estava a apresentar o programa do governo de centro- -esquerda, formado por liberais e sociais--democratas, para 2014. Esta nova sociedade participativa do século xxi vai, obviamente, ter reflexos importantes na segurança social e nos apoios aos que mais necessitam de ajuda. O sistema actual, o Estado social nascido no pós-guerra, criou mecanismos que são insustentáveis para a economia actual. E a Holanda, um dos países mais ricos da Europa, quer resolver a crise quanto antes e preparar o Estado para os novos desafios. A nova política aparece pela mão de um governo de centro-esquerda e tem números para 2014. A despesa do Estado leva um corte de seis mil milhões de euros, medida indispensável para o défice das contas públicas baixar para os 3,3% do PIB, três décimas acima do limite imposto aos países da moeda única. Os cortes vão ter efeitos no desemprego, que subirá para os 7,5%, e no poder de compra dos holandeses, que cairá 0,5% no próximo ano. Mas na Holanda, como em Portugal, na Grécia, em Espanha e no conjunto da zona euro, as más notícias surgem sempre associadas a tímidos sinais positivos da economia, e as palavras de esperança, que os políticos adoram usar para convencer as populações das suas políticas, também surgiram nas bocas do primeiro-ministro liberal, Mark Rutte, e do seu aliado social-democrata Diederik Samsom. A economia holandesa pode crescer 0,5% em 2014, um sinal para os dois políticos falarem já no fim da crise económica. Nada de novo. Os discursos repetem-se em várias capitais europeias, mas foi em Haia que a realidade se impôs, talvez pela primeira vez, à ficção de um modelo de sociedade que se tornou insustentável.
80% CONTRA OS POLÍTICOS
Acontece que os liberais e os sociais-democratas - no fundo, o centro-esquerda - sempre atiraram pedras à austeridade e repetiram juras de amor eterno pelo Estado social. Agora, sentados no poder e com um país para gerir, abraçam a austeridade e renegam o Estado social. Em troca oferecem uma sociedade participativa que, na prática, reduz os benefícios e o bem-estar do tão afamado Estado social. O resultado junto dos holandeses não se fez esperar. Uma sondagem divulgada pela televisão pública revelou que 80% dos holandeses estão contra os planos governamentais e, mais do que isso, não acreditam que os políticos sejam capazes de resolver a crise. Com os políticos descartados, os holandeses voltam-se para o mundo empresarial e acreditam que a economia mundial, a globalização, será a chave para a resolução dos problemas do seu país. Crise económica, crise social e, claro, crise do sistema político. As velhas democracias europeias estão debaixo de fogo"

quarta-feira, setembro 18, 2013

Holanda aboga por sustituir el Estado del bienestar por una “sociedad participativa”



Li no El Pais que “la apertura oficial del año parlamentario en Holanda ha sido el escenario escogido por el actual Gobierno, de centro izquierda, para anunciar la sustitución del “clásico estado de bienestar de la segunda mitad del siglo XX por una sociedad participativa”. Una forma aséptica de advertir a la ciudadanía de que la crisis sigue golpeando, y “cada holandés debe adaptarse a los cambios que se avecinan”. El entrecomillado procede del discurso de la Corona, pronunciado por primera vez por el nuevo rey, Guillermo Alejandro, durante la apertura oficial del Parlamento, pero escrito por un Ejecutivo en horas bajas. “El paso hacia una sociedad participativa es particularmente notable en la seguridad social y en los que necesiten cuidados de larga duración. Es precisamente en esos sectores donde el clásico Estado del bienestar de la segunda mitad del siglo XX ha producido sistemas que en su forma actual ni son sostenibles ni están adaptados a las expectativas de los ciudadanos”, agregó el monarca. Una coalición de liberales y socialdemócratas, cuyos planes son considerados nefastos por un 80% de la población, según la encuesta más reciente, encargada por la televisión nacional (NOS). Del mismo sondeo de urgencia se deduce que los holandeses confían más en el mundo empresarial, y la propia regeneración de la economía mundial, que en la capacidad de sus políticos para salir de la crisis. La razón de su desánimo responde al anuncio de un nuevo ajuste de 6.000 millones de euros y el duro cálculo económico de la Oficina Central de Planificación para 2014: el paro llegará hasta el 7,5%; el déficit sumara un 3,3%, superando el límite del 3% exigido por Bruselas, y el poder adquisitivo bajará un 0,5%. La Oficina es el órgano de referencia en cuestiones de macroeconomía, y el Gobierno remite los presupuestos generales a sus expertos para su estudio. De ahí que las previsiones hayan sido publicadas sin problemas, y Mark Rutte, primer ministro liberal, y Diederik Samsom, líder socialdemócrata, hayan podido aferrarse a otro dato esencial. El que cifra el crecimiento económico en un 0,5% y ha permitido al rey Guillermo lanzar un tímido mensaje esperanzador. “Si bien la crisis sigue notándose, hay señales positivas que llevan a pensar que está llegando a su fin y hay perspectivas de mejora para Holanda”, ha dicho.
Vestido de gala pero no de uniforme militar, y flanqueado por su esposa, la reina consorte Máxima, el monarca ha querido contribuir a la sobriedad general. Es verdad que había gran expectación por ver a Máxima sentada en un trono, aunque fuera más pequeño. Después de cuatro soberanas seguidas, es la primera vez en 126 años que una consorte real acompaña al rey de Holanda en la apertura parlamentaria. Las calles estaban llenas para verles pasar en carroza, pero dentro no ha habido cortejo. A la Sala de los Caballeros del antiguo Parlamento medieval de La Haya le ha acompañado su hermano, el príncipe Constantino, y su mujer, Laurentien. Solo los cuatro han aparecido luego en la tradicional escena del balcón, su estreno desde la abdicación de Beatriz, actual princesa. Pero que nadie se engañe. El nuevo modelo social que se avecina, cada vez menos ideológico y más cercano a la tecnocracia, afectará a todos. El rey ha recordado el endeudamiento de las familias, la delicada situación de los bancos y la necesidad de reducir el déficit. Ha subrayado la idoneidad de “unas reformas que requieren tiempo” y ha señalado que su país debe ser “un pueblo fuerte y consciente capaz de adaptar los cambios a su vida”. A continuación, ha explicado por qué se descentraliza de este modo: “La gente quiere decidir por sí misma, organizar su vida y cuidar unos de otros”. ¿Cómo se traduce todo ello a pie de calle?
Parte de los costes de los dependientes y enfermos crónicos, asistencia social y programas de reintegración laboral pasarán a manos municipales. Se trata de mejorar el servicio, pero los ayuntamientos disponen para estas partidas de la mitad del presupuesto estatal. Otro ejemplo son los subsidios para menores de seis años, y a partir de esa edad, que se uniformarán a la baja; el salario de los funcionarios se congela aunque pagaran menos primas sanitarias; el Ejército recortará 2.300 puestos (en 2011 ya se aprobó una reducción de 12.000 militares); el Estado ahorrará 750 millones en medicinas al reducir las pagadas por el seguro; los declarados incapaces para trabajar recibirán menos ayudas extra y todos los ministerios ahorraran, en conjunto, 165 millones de euros, entre otras medidas. Las reacciones fueron inmediatas y repartieron alabanzas y críticas a partes iguales. Las primeras, para Guillermo, que estuvo “impecable al añadir lo personal recordando a su madre y a su hermano muerto, el príncipe Friso, a un discurso de peso”, según Sybrand Buma, líder democristiano, que resumió el sentir del resto de sus colegas parlamentarios. Las críticas se las llevó la sociedad participativa promovida por el Gobierno. “Es una ofensa para la gente y una política destructiva”, dijo Emile Roemer, jefe del Partido Socialista, radical. “Holanda es el enfermo de Europa porque no se reforma”, añadió el propio Buma, en cuanto pasó del rey a política. “No hay soluciones rápidas e indoloras. La economía se recupera más despacio de lo esperado. Aunque seguimos entre los países más ricos y competitivos del mundo, en términos de bienestar estamos como en 2007. Pero hay perspectivas, y estas reformas sientan la base de una recuperación sostenida”, contestó el ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, al depositar su cartera con los presupuestos en el Parlamento, que la discutirá la próxima semana”.

quinta-feira, maio 02, 2013

Holanda: "La vida oculta de la familia de Máxima Zorreguieta"



Segundo o ABC, "el padre viaja en autobús, la madre hace las compras en el «súper» y los hermanos triunfan en el arte y la restauración. Así es el «clan» de la futura Reina de los Países Bajos. «Jorge es un hombre de clase media, muy cercano a los círculos de poder, pero no de clase alta como se dice... es un ‘‘vasco de campo’’», cuenta un socio del Jockey, el club más tradicional y exclusivo de Buenos Aires. «No es ni ha sido socio de nuestro club», añade. Sin embargo, Jorge Zorreguieta, padre de la Princesa Máxima de Orange-Nassau, futura Reina de los Países Bajos, es un rostro familiar en la elegante sede del Jockey. Allí ha organizado algunas reuniones de la Fundación Vasco Argentina Juan de Garay, la institución que preside y que tiene por objetivo «prolongar la tradición y las costumbres vascas en la Argentina». El tatarabuelo de Zorreguieta, José Antonio de Sorreguieta y Oyarzábal, nacido en Tolosa (Guipúzcoa), emigró a la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina, en 1790. Tras varias generaciones de senadores, ministros y funcionarios locales, el apellido familiar se convirtió en uno de los más prominentes de la sociedad salteña. Jorge nació en Buenos Aires en 1926 y se crió en el seno de esa familia de clase media «acomodada». Con 36 años, ya tenía su propio negocio aduanero, un puesto en la poderosa Sociedad Rural Argentina y el control de «Las Escobas», la finca de 400 hectáreas propiedad de su primera esposa, la filósofa Marta López Gil. Precisamente en uno de esos viajes a la finca, Zorreguieta se enamoró de María del Carmen Cerruti, hija de un gran amigo suyo y dieciséis años menor que él. En aquellos años el divorcio no era legal en Argentina. Pero eso no impidió que en 1968 dejara a su esposa y tres hijas e iniciara una nueva vida con Cerruti, con quien tuvo a Máxima, en 1971, y a otros tres vástagos. Pocos años después, de la mano del régimen militar de Jorge Rafael Videla, fue nombrado subsecretario de Agricultura, un cargo de confianza del ministro de Economía Martínez de Hoz. En 1979, con el ascenso al poder de Roberto Viola en la llamada Segunda Junta Militar de Gobierno, llegó a secretario de Agricultura y Ganadería.
La sombra del pasado
Aquellos años en el poder han pasado factura a los padres de Máxima. Su vinculación con el régimen les costó el veto en la boda de su propia hija con el Príncipe Heredero Guillermo Alejandro de los Países Bajos, en 2002. Y la sombra del pasado continúa persiguiéndolos. «Es un ‘‘tipo’’ querido en todos los círculos sociales. Pero tiene muy bajo perfil, no anda por ningún lado, está recluido y es lógico, el Gobierno de los Kirchner persigue a los exfuncionarios de los ‘‘años de plomo’’, y él está en la mira», dice un conocido de la familia. La Justicia argentina está investigando el papel de Zorreguieta y otros funcionarios en el supuesto asesinato de centenares de opositores al régimen que trabajaban en los organismos vinculados a la secretaría de Agricultura. No es la primera vez. En 2001 y 2004 fue involucrado en dos causas por violación a los derechos humanos, casos que, poco tiempo después, fueron desestimados. El año pasado, el ministerio fiscal holandés también rechazó abrir una investigación judicial contra el padre de Máxima por su presunta implicación en la desaparición de personas en los años 70. Zorreguieta siempre ha dicho que no sabía nada y, de hecho, nunca ha sido imputado. Sin embargo, en 2001, poco antes de la boda real, el por entonces primer ministro holandés Wim Kok contrató a Michiel Baud, un académico experto en Iberoamérica, para investigar secretamente hasta qué punto Zorreguieta había participado en los crímenes de lesa humanidad. «Tuvo una posición alta. No podía ignorar lo que ocurría», fue la conclusión de Baud. Ese informe sirvió para que el Gobierno de los Países Bajos decidiera no aceptar su presencia en el enlace real.
Venidos a menos
La «gente bien» de Buenos Aires sabe que los Zorreguieta han sido siempre una familia normal que con el buen sueldo del padre pudo enviar a Máxima al Northlands School, un exclusivo colegio bonaerense por el que también pasaron la diputada del Partido Popular Cayetana Álvarez de Toledo y la aristócrata franco-argentina Paula Cahen D’Anvers, una famosa diseñadora en Sudamérica. Según «Máxima, una historia Real», la biografía no autorizada de la Princesa escrita por los periodistas argentinos Gonzalo Álvarez y Soledad Ferrari, los Zorreguieta siempre llevaron un estilo de vida típico entre las «familias de la ‘‘aristocracia’’ vernácula venidas a menos». Ese tren de vida implicaba una empleada del hogar a tiempo completo, colegios caros, viajes a la Patagonia y vacaciones de verano en Punta del Este. Jorge, o «Coqui», como lo llaman con cariño sus amigos, exprimía los ingresos para mantener esa posición. «Vestían bien, pero por lo general era ropa hecha a mano y su Fiat 1500 no lo cambiaron en diez años»; «de pequeña, Máxima iba al colegio con tartera y almorzaba sola, a sus padres no les alcanzaba el dinero para pagar el comedor escolar»... Son algunas de las anécdotas que recuerdan sus compañeras. Los Zorreguieta siguen viviendo en su piso de toda la vida, en el barrio de Recoleta. «Es un piso de unos 140 metros cuadrados. Cada semana, María del Carmen, la mamá de Máxima, va al supermercado a hacer las compras», dice una vecina del matrimonio. «Es gente muy querida y sencilla. Eso sí, Carmen no trabaja y va religiosamente al gimnasio, a unas calles de su casa». Jorge utiliza el transporte público para moverse por Buenos Aires. «Tiene 85 años, está operado de la rodilla y la cadera, y aun así sigue cogiendo el autobús 130. Es tan normal que viaja en clase turista cuando tiene que visitar a sus nietas en La Haya, y son catorce horas de vuelo», explica la vecina de la familia.
Buenas amistades
«Máxima no pertenece a la clase ‘‘aristocrática’’ argentina, como se pensaba y como la Casa Real holandesa intentó mostrar, sino que es de una clase media cuyos padres tuvieron que hacer muchos esfuerzos para enviarla a un colegio que sí pertenece a la ‘‘aristocracia’’. Ella padeció las diferencia sociales en el colegio. Tuvo que trabajar mucho para tener lo que quería», dijo Ferrari en una entrevista en 2009. «Vivía adelgazando y engordando, pero era simpatiquísima y llamaba mucho la atención por su figura y altura», explica una compañera del Northlands School. «Siempre fue ambiciosa. Su hombre ideal, su príncipe azul, no era el chico de barrio que montaba en bicicleta. Ya desde adolescente le encantaban los extranjeros, como Tiziano Iachetti o Dieter Zimmermann, que fueron sus primeros novios». Gracias a una de esas amistades de «alto standing» la argentina conoció a Guillermo Alejandro. El encuentro se produjo con la ayuda de Cynthia Kaufmann, una amiga de colegio que se movía entre la élite neoyorquina. Kaufmann y el Príncipe tenían amigos en común. A Cynthia se le ocurrió que Máxima le encantaría. Incluso le envió por e-mail algunas fotos: Máxima bailando, Máxima montando a caballo... Según los biógrafos, «no hubo imagen en que él no la viera perfecta». La primera cita fue en una fiesta de la ExpoSevilla, en marzo de 1999. Y el resto es historia.
Familia de trotamundos
El bajo perfil es ley entre los hermanos Zorreguieta. Quizá por ello, casi todos ellos viven desperdigados por el mundo, alejados de los «paparazzi» que pululan por las calles de Buenos Aires. Dolores, hermanastra de Máxima, vive en Nueva York, donde ha triunfado como artista. «Tengo un nombre al cual no voy a renunciar. Esta soy yo, para bien o para mal, antes o después de las cosas que hagan quienes tengo junto a mí», dijo Dolores, de 47 años, en una de sus pocas entrevistas, en la que también reconoció que no pisa el país «por miedo a la persecución mediática». Ángeles, de 54 años, es doctora en Química. Tras trabajar en el John Innes Centre, un prestigioso centro de investigación del Reino Unido, regresó a Argentina. Desde entonces forma parte del Instituto Leloir, uno de los mejores centros de investigación de bioquímica y biología celular y molecular de Sudamérica. «Le encuentro más sentido a desarrollar mi carrera donde nací, pero no dejo de sentir angustia cuando constato que la ciencia no está pensada como una herramienta de progreso aquí. Aun así, me consuela pensar que puedo hacer algo para que esto cambie», ha explicado la «hermana científica». Martín Zorreguieta, uno de los dos hermanos varones de la Princesa, es quizá el más mediático después de Máxima. Delgado, con perilla, lo llaman «El zorro» y es dueño de Tinto Bistró, un exitoso restaurante en Villa La A gostura, una aldea de ensueño en la Patagonia. El restaurante, que abrió solo cuatro meses después de la boda real, es uno de los destinos preferidos por los turistas holandeses. También toca la guitarra en su banda, Papas Bravas.
Los benjamines
Juan, el otro hermano varón, es ingeniero y cursa un posgrado en Austria. «Estudió en la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires, como su hermana mayor. Trabajó varios años en una firma consultora especializada en gestión de empresas, y desde hace unos meses está viviendo en Viena. Tiene una novia argentina, guapísima... Y es el clásico chico de 30 años que disfruta del campo y el polo, pero muy "low profile" (bajo perfil)», dice una amiga. Inés, la más pequeña de la familia, es quizá la preferida de la Princesa de Orange. El año pasado, la menor de los Zorreguieta hizo saltar las alarmas tras ser ingresada por un supuesto cuadro de anorexia y depresión. «Inés sufre por un mal que parece endémico en su familia: la obsesión por el peso», informó la prensa argentina. Dicen que Máxima la entiende mejor que nadie, porque ella misma vivió una adolescencia marcada por las dietas y los atracones. En diciembre de 2002, pocos meses después de haberse casado con Guillermo, la Princesa viajó expresamente a Buenos Aires para asistir a la graduación de la benjamina. E Inés es madrina de Ariadna, la menor de las hijas de los Príncipes. «Máxima está muy preocupada por su hermana, incluso llegó a ofrecerle vivir con ella en Holanda», dicen. «Pero sabe guardar las formas. La discreción es el arma secreta de esta familia».