
Miedo a la crisis
Según las encuestas, el apoyo a la independencia entre los quebequeses oscila hoy alrededor del 40%, lo que supone un retroceso de unos diez puntos respecto a principios de los años noventa, justo antes del convocar el referéndum. Según Seymour, la razón de la pérdida de efervescencia del movimiento independentista es los miedos que genera la crisis económica. "Hoy en día, la gente prefiere posponer la cuestión de la soberanía. Tiene otras preocupaciones que considera más urgentes, como el medio ambiente, la situación económica, y sobre todo el paro", sostiene el profesor, y filósofo. "La gente tiene miedo de perder su empleo, y considera que en esta coyuntura, la independencia aún añadiría una mayor incertidumbre". La pérdida de efervescencia del movimiento nacionalista no significa que los quebequeses hayan dejado de lado el orgullo de su identidad nacional. Todas las matrículas de los coches de la provincia incluyen la inscripción 'Je me souviens' (yo recuerdo), una referencia a la derrota francesa en la batalla de las Planos de Abraham, de la que este fin de semana se celebran los 250 años y que dio paso a la colonización británica, y al intento de asimilación cultural. Paseando por las calles de Montreal, una metrópolis de unos 3 millones de personas, se oye a los autóctonos hablar la lengua francesa, verdadera piedra angular de la identidad quebequesa tras la secularización de la sociedad. Y ni tan siquiera la llegada de 40.000 de inmigrantes cada año ha hecho aumentar el porcentaje de anglófonos, que si sitúa alrededor del 20%. En parte, la explicación es la robusta protección del francés existente gracias a la legislación aprobada durante el gobierno nacionalista de René Levesque. De acuerdo con ésta, la minoría anglófona, que reside en Quebec desde su fundación, puede elegir recibir la educación mayoritariamente en inglés, pero el resto de la población, inmigrantes incluidos, la recibe en francés. En la práctica, esta legislación ha conseguido que la gran mayoría de habitantes domine ambas lenguas.
Espaldarazo al federalismo canadiense
El estancamiento del nacionalismo quebequés, y el ascenso de un gobierno federalista ha insuflado aire al status quo del sistema federal canadiense. No obstante, el llamado 'conflicto nacional quebequés' no se puede considerar resuelto. Ni tan siquiera el premier Jean Charest se plantea firmar la Constitución del año 1982, que fue impuesta a Quebec por las otras 9 provincias canadienses. A los federalistas del PLQ, que consiguieron arrancar del Parlamento canadiense una resolución que reconocía a Quebec como nación, les gustaría reformar el sistema federal canadiense para convertirlo en asimétrico, es decir, que Quebec tuviera unas competencias y poderes diferenciados por su especificidad. En las encuestas, esta posibilidad recaba el apoyo de cerca del 75% de la población. "Los quebequeses creen mucho en la posibilidad de reformar Canadá para acomodar su identidad nacional, pero el problema es que el resto de provincias no están por la labor", explica el profesor Seymour. Quizás el futuro de esta provincia dependerá de la nueva inmigración, que en unos años habrá cambiado la composición demográfica de Quebec. De momento, la mayoría no se muestra muy interesada en la política. "Yo no he votado nunca", confiesa Jean, un taxista de origen haitiano que llegó a Montreal hace 18 años. No obstante, lo que sí tiene claro es que "los quebequeses aún no están preparados para ser independientes".
Sem comentários:
Enviar um comentário