No ha sido una
declaración oficial, pero funciona como tal. La rectora del Consejo Nacional
Electoral, Tania de Amelio, ha revelado en una entrevista concedida al circuito
local Unión Radio lo que la oposición temía: las elecciones regionales,
pautadas para junio próximo, no se celebrarán en la fecha acordada. La buena o
mala nueva, según la perspectiva del venezolano que haya escuchado la
afirmación, supone que los comicios de gobernadores, que debían llevarse a cabo
a finales de diciembre de 2016, han sido aplazados una vez más y con la
salvedad de que ahora no se sabe cuándo ocurrirán, y si es que ocurren. Aunque nunca se
ha referido directamente a las elecciones regionales, el presidente Nicolás
Maduro, ante el esfuerzo de la oposición por convocar durante 2016 a un
referéndum revocatorio de su mandato, afirmó que en Venezuela la prioridad era
recuperar la economía y no la organización de comicios. Esa postura ha seguido
siendo el faro del chavismo en este comienzo de año.
Múltiples trabas
Las múltiples
trabas impuestas por el régimen para evitar que la oposición compita en
elecciones y se haga de buena parte de las 23 gobernaciones del país, parecen
indicar que solo aceptarían medirse cuando estén seguros de que puedan
ganarlas. Según la más reciente medición de Datanalisis, el 95% de los
venezolanos califica de mala o muy mala el actual panorama local.
La rectora De
Amelio ha querido reforzar la idea de que el CNE es un organismo garante de los
derechos de los electores apoyándose en un dictamen del Tribunal Supremo de
Justicia, que también obedece a pie juntillas al Ejecutivo, que ordena la
renovación de los partidos que no participaron con su tarjeta en los dos
eventos electorales más recientes. Según el criterio de la funcionaria la
posposición de las regionales es un asunto de igualdad de oportunidades. El
proceso comenzará el 18 de febrero y durará unos dos meses y medio, a lo que
luego hay que sumar las semanas destinados a los reclamos. Se estima que en
junio Venezuela tenga a todas sus formaciones al día.
Las semejanzas
con el proceso que reeligió a Daniel Ortega como presidente de Nicaragua son
hasta ahora casi calcados. La MUD está pendiente de un fallo del Supremo que
podría ilegalizarla si se determina que entregó firmas falsas para intentar
convocar al referéndum contra Maduro (El Pais)
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