Segundo
o El Pais, “Miguel Urbán, séptimo de Podemos en las listas a las elecciones
europeas, acudió hace unas semanas a Zaragoza a la presentación del nuevo
partido, creado hace solo cuatro meses, en la capital aragonesa. Era el primero
que se abría en la región. “Al día siguiente”, recuerda, “un hombre se me
acercó y me dijo: ‘Hola, soy de Podemos Catalayud”. Acababa de generarse un
nuevo círculo.
Podemos,
la gran sorpresa de la noche electoral del pasado 25 de mayo (cinco escaños en
el Parlamento Europeo, 1.245.948 votos, el 7,97% del total, tercera fuerza
política en 23 de las 40 mayores ciudades) se organiza en 400 “círculos”, una
cifra que podría haber crecido en las últimas 48 horas. Cada uno de ellos nace
espontáneamente y puede reproducirse o disolverse al igual que una red de
seguidores en Twitter o Facebook. “Internet forma parte de su ADN. Viven en las
redes, pero estas no son solo un medio de propaganda, sino también de
organización”, explica Mauro Fuentes, director de Social Ogilvi en España, una
multinacional especializada en redes y posicionamiento.
Los
círculos no requieren una cifra mínima de participantes. No hay afiliación ni
se solicita el carné de identidad, solo el nombre y una dirección de correo
electrónico. Las convocatorias, los actos, las reuniones se promueven a través
de Internet. Es la red de contactos la que funciona. Cada cual convoca a sus
contactos, y cada contacto decide si participa o no.
El
círculo Podemos Complutense nació entre alumnos de esa universidad, como el
Círculo Somosaguas, que nació en la Facultad de Ciencias Políticas. Este último
tiene unos 20 componentes. Hay un círculo de psicoanalistas en Madrid, la
mayoría de ellos argentinos, de número indefinido. El círculo Podemos de Lugo
está formado por 12 amigos que se reunieron en un bar. Otros se anuncian en un
perfil de Facebook, que es el canal por el cual todos reciben la autorización
para formar el círculo.
Ninguno
de ellos tiene sede. No hay domicilios, ni inmuebles, no hay espacio físico. Es
la red quien les acoge, quien les conecta. Un miembro de un círculo puede ser
militante de otro partido. Cada candidato de Podemos que se presentó a las
primarias tenía que tener el aval de un círculo y cada círculo solo podía
presentar a un máximo de tres candidatos. De ese proceso, elaborado al completo
en la red, resultó una lista de 150 personas con un único requisito, paridad
absoluta: un hombre, una mujer. La lista de 150 pasó a ser votada por todos los
círculos y de ese proceso resultó un listado definitivo de 64 personas, 32
hombres y 32 mujeres. El programa electoral fue sometido al mismo escrutinio:
cada círculo podía incorporar enmiendas que luego se votaban.
Algunos
grupos han nacido de forma natural en asambleas de barrio, un proceso que
comenzó tras el 15-M en muchos lugares de España, como el círculo del distrito
de Salamanca de Madrid, y luego se han ido ampliando. “Nosotros abrimos el
grupo en Facebook, pero en estos momentos somos solo el 5% del grupo”, explica
Iván Vázquez, uno de sus miembros.
Otros
se han creado de forma más organizada. El de la localidad madrileña de Rivas
Vaciamadrid, bastión de IU, partido que había ganado todas las elecciones desde
1991, surgió a finales de enero. El local de Izquierda Anticapitalista en el
municipio recibió una llamada de Podemos. “Nosotros éramos un núcleo de
personas de izquierdas que antes participamos en el movimiento
antiglobalización, en el movimiento contra la guerra, en el 15-M, en el Frente
Cívico de Julio Anguita”, explica Javier Navascués, jubilado de 65 años, número
59 de la lista de candidatos de Podemos de un total de 64. “Les dijimos que sí,
que nos dieran una charla sobre el proyecto y vinieron tres expertos”.
Uno
de ellos era Juan Carlos Monedero, profesor en la Facultad de Ciencias
Políticas de la Universidad Complutense. Es compañero de Pablo Iglesias, aunque
mientras este último es interino y no llega ni a mileurista, Monedero es
funcionario. De 51 años, el exasesor de Hugo Chávez y de Gaspar Llamazares,
admirador del filósofo marxista Antonio Gramsci y orador locuaz, es uno de los
tres fundadores de Podemos (junto a Iglesias y Carolina Bescansa, también
profesora de Políticas en la Complutense, que desde el 15-M le daba vueltas a
cómo canalizar el descontento de la gente en una opción política). Los tres,
junto a un núcleo reducido de colaboradores, son los que fijaron las reglas del
juego del nuevo partido y sus círculos.
Tras
escucharlos, en Rivas decidieron crear el grupo. “Con las semanas”, explica
Navascués, “se nos fue uniendo mucha gente que estaba apartada de cualquier
militancia y que no había estado antes interesada en la política”. Gente que
conocía a Iglesias por la televisión (por su programa La Tuerka, de Tele K —de
Vallecas— y por sus colaboraciones como tertuliano en Intereconomía, La Sexta y
Cuatro). Curiosamente, fue Intereconomía la cadena que lanzó a la fama a Pablo
Iglesias, que recibió el 25 de abril de 2013 una llamada de un directivo de la
cadena para incorporarse como tertuliano a El Gato al Agua, el programa más de
derechas de la noche. Luego llegaría Telecinco, incluso la primera de TVE, y el
resto: Iglesias ha llegado a aparecer en siete programas de televisión por
semana.
El
miércoles pasado, 100 personas se reunían en el salón de actos de la Casa de
las Asociaciones de Rivas: los miembros del círculo Podemos nacido en enero.
Sonríen y aplauden por ser la localidad que más proporción de votos ha logrado
para el partido (21,13%), que se ha convertido en la primera opción política.
La mayoría de los asistentes peina canas. La media de edad ronda los 40.
“Seguramente porque con la edad nos vamos haciendo más prácticos”, dice uno de
ellos. A los de Rivas les acompañan simpatizantes de pueblos vecinos que han
decidido apuntarse al proyecto. Los de Arganda del Rey están a punto de
independizarse, los de Mejorada piden ayuda para crear su propio círculo.
Nacerán nuevos grupos en los próximos días.
Una
mujer toma la palabra en la asamblea y cuenta su caso: “He llegado al fondo, no
tengo nada que perder, y voy a ayudar así, empujando”. Un hombre habla después
y dice algo que ronda la mente de muchos de los votantes del nuevo partido:
“Deberíamos imponer a los políticos de Rivas que cuenten con nosotros, en estos
momentos somos la opción mayoritaria”. Sus palabras quedan flotando. Una mujer
coge el micrófono con ganas: “Trabajo en el Congreso de los Diputados. Una
diputada hoy nos ha llamado antisistema. Mi titular de estos días es que los
diputados son los nuevos indignados”. La asamblea rompe en aplausos.
Íñigo
Errejón (30 años) ha sido el jefe de campaña de Podemos. Es experto en discurso
político. “Después del 15-M había mucho magma por debajo, mucho descontento,
mucho activismo, muchos colectivos que no sabían hacer campañas convencionales,
pero sí sabían hacerlas en redes. Había un gran espacio desatendido”. Errejón
cita experiencias en Latinoamérica, en este caso Ecuador, donde ha trabajado
como asesor e investigador, en el que se incorporó al juego político a gente
que estaba fuera. Errejón resume lo sucedido en dos ideas: discurso exitoso y
visibilidad mediática.
A
unos pasos del salón de actos de Rivas, tres mujeres de avanzada edad caminan
por un paseo bordeado de lavanda de color morado, el mismo tono que tiñe las
circunferencias que forman el logo de Podemos, “figuras geométricas sin
jerarquía”, según uno de los encargados de prensa del partido, un estudiante de
Traducción de 24 años. Hablan del éxito de Podemos y del rostro que lidera a la
formación, el “coletilla”, dicen ellas. “A mí me gusta el chico”, señala Carmen
García, de 73 años. “Le veo en La Sexta y en Cuatro. Es savia nueva”.