Un ejército de gatos
salvajes gobierna una isla remota en el sur de Japón, acurrucándose en CASAS
abandonadas o pavoneándose por las calles de este pequeño pueblo de pescadores
que se ha convertido en un paraíso felino.
Los primeros animales llegaron a la isla para hacer frente a los ratones
que se colaban en los barcos pesqueros, poco a poco fueron multiplicándose y
hoy son los habitantes más numerosos de la isla (El Confidencial)