segunda-feira, dezembro 20, 2010

Entrevista: "El periodismo de investigación es tan necesario como la cultura"

Segundo a jornalista do El Pais, Barbara Celis, "periodista neoyorquino, multipremiado, con cuatro décadas de experiencia a sus espaldas, Paul Steiger tiene 68 años, una cifra jurásica si se considera la juventud que tiende hoy a primar en las redacciones. Sin embargo, tras 15 años escribiendo sobre finanzas en Los Angeles Times y 25 en The Wall Street Journal, donde ejerció durante más de una década como director de información, su proyecto más reciente no le sitúa precisamente en el pleistoceno del periodismo, sino en un presente vigoroso que puede ser esencial para la existencia futura de la profesión. Steiger es el impulsor, director y presidente de una de las propuestas periodísticas más atrevidas del siglo XXI: ProPublica, una plataforma dedicada al reportaje de investigación, creada en 2008 y financiada estrictamente con donaciones. En 2009, ProPublica publicó 139 reportajes, en su mayoría en colaboración con grandes medios tradicionales. En sus escasos tres años de vida ha acumulado 28 premios de periodismo, entre ellos un Pulitzer, el máximo galardón para el periodismo de investigación. Arrancó con 10 millones de dólares procedentes de la Fundación Sandler, pero en apenas tres años ha conseguido recaudar otros cuatro millones. Está constituida como una organización sin ánimo de lucro y, por tanto, no responde a las exigencias de un consejo de accionistas que busca resultados económicos, sino a su propio manifiesto: "Producir información que denuncie la explotación del débil frente al fuerte y los fracasos de aquellos en el poder para reivindicar la confianza depositada en ellos. Seguimos la tradición del periodismo como servicio público para estimular cambios positivos", reza su página web. Con una redacción de apenas 33 reporteros, ProPublica no solo ha demostrado que su modelo económico es viable, sino que el periodismo de investigación, desterrado o reducido a la mínima expresión de muchas grandes cabeceras por sus altos costes, interesa a los lectores. Lo demuestra el impacto de reportajes como The deadly choices at memorial, en el que la periodista Sheri Fink denunciaba que durante el huracán Katrina los médicos de un hospital de Nueva Orleans habían optado por matar silenciosamente a algunos de sus pacientes ante la imposibilidad de hacerse cargo de ellos tras la catástrofe. Fink citaba a todas sus fuentes por su nombre, algo cada vez menos frecuente en el periodismo actual. La investigación, impecable, duró casi dos años, se llevó un Premio Pulitzer el pasado mayo e hizo que se abriera una investigación criminal por esas muertes. Además impulsó la redacción por parte del Instituto de Medicina de una serie de recomendaciones sobre cómo gestionar situaciones de emergencia cuando no hay equipos médicos para tratar a los pacientes. En su corta existencia, ProPublica ha recibido además varios galardones por innovaciones relacionadas con la aplicación de herramientas digitales al mundo de la investigación periodística. "Sospechábamos que había potencial, pero desconocíamos el alcance de cara a manejar información y comunicarla", afirma Steiger. Y en una era en la que los becarios son tan ubicuos en las redacciones como el vacío de sus bolsillos, ProPublica también marca la diferencia: nadie trabaja gratis. Es más, sus becarios tienen un sueldo mensual de 2.800 dólares al mes. "Si quieres calidad, hay que pagar por ella", defiende este periodista, considerado uno de los mejores reporteros financieros de las últimas décadas y bajo cuya batuta The Wall Street Journal consiguió 16 premios Pulitzer. Sentado en un despacho con vistas privilegiadas de la ciudad, en el corazón del distrito financiero de Nueva York, Paul Steiger recibía esta semana a EL PAÍS enfundado en una trasnochada chaqueta de pana y frente a un escritorio rebosante de papeles en la sede de ProPublica”.

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